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Martes, 20 de abril 2021, 19:43
“No te pongas eso... a quién quieres gustarle... siempre era celoso y me hablaba como que iba a zorrear”. La víctima de la agresión machista de Fuenterroble en el año 2019, que a los 22 años sobrevivió a las puñaladas que le asestó su pareja -de 53- tras sorprenderla de madrugada en la cama, declaró con entereza aunque en algún momento no logró contener las lágrimas al recordar la salvaje agresión sobre la que, aseguró, estaba “planificada” porque no podía soportar que le dejara y se llevara a los niños. “Tenía claro que aquel día me quería matar. Cuando una persona te clava el cuchillo varias veces...”, manifestó y aseguró: “Cuando subió con el cuchillo -al dormitorio-, entendí que me iba a quedar ahí, que no iba a salir más”.
La Audiencia Provincial de Salamanca acogió la primera sesión del juicio contra F.S.M., que si bien no negó las acusaciones, alegó no recordar nada del momento justo en que habría llevado a cabo el apuñalamiento, recuerda eso sí que esa noche bebió cervezas y algún chupito, pero que no fue hasta que vio una gota de sangre en el suelo cuando supo que algo había pasado. El fiscal le pide ocho años de cárcel por tentativa de homicidio.
Por su parte, la víctima narró de principio a fin un escenario de dominación machista por su parte. Aseguró que no le dejaba maquillarse, ni ponerse pantalón corto o un escote, que le profería insultos tales como “zorra” y que le decía que no valía para nada y que su papel era estar en casa con los niños, los hijos de la pareja de 2 y 4 años que además en el momento de la agresión estaban durmiendo en la misma casa.
Cuando tuvo a su hija pequeña, dijo, comenzaron los problemas. “Fue un poquito de todo, los niños, el trabajo... empezó a cambiar conmigo bastante...” y comentó que siempre era celoso: “En cuanto me pintaba los labios era que quería gustarle a alguien, me ponía un pantalón corto y ya me decía algo...”, afirmó y señaló además que “cuando no quería tener relaciones sexuales, se enfadaba muchísimo”. “Era todo suyo”, dijo, las empresas -tenía tres: una de construcción, un secadero de jamones y una finca de ganado-, su casa, todo”, añadió.
Pocos meses antes de la agresión se produjo la ruptura. El día de los hechos, el 3 de julio, señaló que él fue a buscar abogado: “Salió de casa diciendo te voy a quitar a los niños como sea y si tienes cojones llévatelos”. A lo que ella respondió “habrá que verlo”.
Cuando regresó, le dio la tarjeta de su abogado. Ella no notó que estuviera bebido, es más, lo vio “perfecto”, dijo.
Llevaban ya tiempo sin dormir juntos, así que le preguntó quién iba esa noche a la cama, a lo que le respondió que fuera ella.
La joven se quedó hablando con su madre porque estaba “nerviosa” y hora y media después, cuando él pensaba que estaría ya dormida, él fue al piso de abajo y cuando subió, relató entre lágrimas: “Supe que había ido a por el cuchillo. Entró rápidamente, dio la luz y me dijo: hija de puta, aquí quedas”.
“Entendí que iba a quedar ahí, que no iba a salir más”, declaró y dijo que “se puso de pie en la cama y se defendió con las manos y con el móvil, con lo que pudo”. Él le clavó el cuchillo de 24,5 centímetros de hoja, que casualmente alguien había afilado, en un costado y debajo del pecho.
Como quiera que fuera, probablemente porque le lanzó el móvil y le golpeó lo que provocó que se le cayera el cuchillo y se tuviera que agachar para recogerlo, ella logró salir y fue a casa de sus padres: “No sé de dónde me salieron las fuerzas”. dijo.
“Tengo mucho miedo cuando salga de prisión porque creo que puede volver a hacer lo mismo”.
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