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Jueves, 10 de septiembre 2020, 20:14
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha advertido en las últimas semanas del peligro de ingerir patatas con brotes o incluso con zonas verdes, más concretamente de los glicoalcaloides, que son unos tóxicos presentes en este alimento.
El organismo explica que los glicoalcaloides son en realidad una familia de compuestos y en la patata los más abundantes son la alfa-solanina y alfa-chaconina. El problema se da en la solanina, un compuesto que se acumula en los brotes o partes verdes de las patatas. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria la ingesta de estos tóxicos pueden afectar al aparato digestivo y provocar problemas gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea.
Una de las soluciones para evitar esto es comprar patatas en pequeñas cantidades para no tener que almacenarlas durante mucho tiempo a la vez que deben guardarse en un lugar seco, bien aireado, fresco y sin luz, ya que si están expuestas a la luz directa pueden multiplicar los glicoalcaloides, que es la sustancia tóxica, al igual que el frío, que tampoco favorece su conservación.
Además, a la hora de comprarlas si ves alguna que tiene manchas verdes o brotes no las cojas y en el caso de que aparezcan posteriormente o se compren con estos brotes, la OCU recomienda quitar un centímetro cuadrado de patata alrededor a cada brote o tirarla directamente si tiene demasiados.
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