«Creo firmemente que las personas son más productivas cuando están en la oficina. La gente debería dejar de lado su maldita moralidad y su mierda de trabajo desde casa». Son las polémicas declaraciones que pronunció Elon Musk, el dueño de X —antes Twitter—, hace algo más de un año durante una entrevista y como reacción al hecho de que sus oficinas se encontraban mucho tiempo casi vacías. En la misma línea, Mark Zuckerberg, cofundador y director ejecutivo de Meta (Facebook y Whatsapp), declaró abiertamente que quien trabaja presencialmente «rinde más». Amazon fue más allá. Y el pasado septiembre anunció el fin del teletrabajo y exige desde este nuevo año que sus empleados acudan cinco días a la semana a la oficina. Pero el retroceso en el trabajo a distancia no es solo un proceso que se vive en las tecnológicas norteamericanas. En la provincia, en los últimos tres años el número de empleados que, ya sea de forma ocasional o bien varios días por semana, teletrabajan se han reducido a menos de la mitad y continúa cayendo en picado.
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En el tercer trimestre del pasado año, último dato disponible, en Salamanca se contabilizaban unas 8.300 personas que disfrutaban de alguna modalidad de trabajo en remoto, según los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que ha facilitado a este periódico el Instituto Nacional de Estadística (INE). Representan poco más de un 6% de los 136.300 trabajadores que había en esos momentos en la provincia. Sin necesidad de remontarse al inicio de la pandemia de la covid, cuando un gran número de salmantinos se vieron obligados a instalar la oficina en casa para cumplir con las restricciones que buscaban frenar las olas de contagio, sino tan solo comparando los datos con los que había a comienzos de 2024, el descenso es muy pronunciado. Uno de cada tres salmantinos que teletrabajaban en enero del pasado ejercicio ya no lo hacían en septiembre, según los resultados de la encuesta del INE. El descenso fue del 35%: unos 4.500 ocupados menos con posibilidad de trabajar en remoto.
La situación actual es muy diferente a la que la EPA detectó en 2021, cuando aún existían importantes restricciones derivadas de la crisis sanitaria. Hasta 18.900 salmantinos llegaron a trabajar desde casa durante el segundo trimestre de ese año, cuando todavía se estaba en pleno proceso de vacunación frente al coronaviru. Entonces, uno de cada siete ocupados, el 14,5%, tenían la posibilidad de trabajar sin necesidad de acudir a la oficina. A partir del verano de aquel año y hasta finales de 2023, el INEha contabilizado siempre más de 10.000 profesionales que teletrabajan —siempre por encima del 7%—, pero desde que empezó 2024 la cifra ha caído en picado.
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Tanto empresarios como sindicatos reconocen que el tipo de tejido empresarial que existe en la provincia no permite en muchos casos el desarrollo del teletrabajo. Todo lo que implique atención directa al público, como el comercio o la hostelería, así como la agricultura o industrias, como las empresas cárnicas, no facilita esta posibilidad. Pero el retroceso no solo se ha registrado en el sector privado, sino también en las administraciones públicas. Tanto en el Ayuntamiento de la capital del Tormes como en la Universidad de Salamanca se ha detectado en los últimos meses descensos de las solicitudes de teletrabajo. Y es que esta provincia no se encuentra, según el análisis que realiza trimestralmente el INE, entre los territorios en los que más ha cuajado el trabajo en remoto. Castilla y León —no hay datos provinciales— cuenta con uno de los niveles de implantación de teletrabajo más bajos de todo el país. Nada que ver con Madrid donde casi uno de cada cuatro ocupados declara que ocasionalmente o varios días por semana trabajan sin salir de su domicilio.
Un incendio en un piso particular de Salamanca se convierte en un inusual accidente laboral
Cuando el domicilio se convierte en oficina, cualquier siniestro es susceptible de convertirse en accidente laboral si se produce durante el horario de trabajo. Así, el grave incendio que se registró el 1 de marzo del pasado año en un edificio de la calle Maestro Ávila, en pleno centro de Salamanca, provocó una situación inédita hasta el momento para la administración pública de la provincia, según explican fuentes del sindicato CSIF. Fue el primer siniestro de este tipo ocurrido en un domicilio particular de la provincia considerado accidente laboral, ya que el origen del fuego fue una estufa de etanol que se encontraba en la habitación donde se encontraba teletrabajando una empleada pública.
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La deflagración de una estufa de etanol que la trabajadora tenía en su domicilio fue el origen de un incendio que obligó a desalojar toda la construcción. Trece personas fueron evacuadas al Complejo Hospitalario de Salamanca. Entre ellas, la mujer que se encontraba teletrabajando y que sufrió quemaduras en varias partes del cuerpo, que con posterioridad le han llevado a ser intervenida quirúrgicamente, según explican fuentes cercanas. Si bien en otras provincias de España se pueden haber producido situaciones similares, la dirección provincial del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de Salamanca se enfrentaba por primera vez a una situación de este tipo. El caso se remitió a la Subdelegación del Gobierno, y desde esta institución se elevó la consulta a Madrid. Este incidente fue calificado como accidente laboral y, como tal, se tramitó el procedimiento. Una vez reincorporada a su puesto, la mujer volvió a solicitar teletrabajar y el SEPE se lo ha concedido, subrayan desde el sindicato. No obstante, en Salamanca los trabajadores de este organismo tan solo tienen derecho a hacerlo un día, mientras que en las oficinas de Madrid pueden obtener hasta tres.
Para prevenir accidentes como éste la mayoría de las empresas, especialmente las grandes compañías, hacen inspecciones de los espacios del domicilio particular en los que el empleado va a telebrajar.
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