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Una de las bendiciones de San Antón de los años 80. Archivo
«Cuando aún vivía mi padre, un ganadero llegó a caballo en plena capital para la bendición»

«Cuando aún vivía mi padre, un ganadero llegó a caballo en plena capital para la bendición»

Hace 45 años, un veterinario y un religioso se propusieron recuperar la bendición de los animales de San Antón: «Son compañeros fieles»

María Regadera

Salamanca

Jueves, 16 de enero 2025, 13:54

Un 17 de enero hace 45 años, fruto de una bonita amistad entre un veterinario y un padre capuchino, el parque de San Francisco fue testigo de la recuperación de una bonita tradición: la bendición de los animales por San Antón. Este acto, que desapareció en la capital a principios de los años 50, se siguió manteniendo en los diferentes pueblos de la provincia. El veterinario Eleuterio Ferreira y el capuchino David de la Calzada, consiguieron traer de vuelta en los 80 esta cita tan importante para los creyentes y que perdura hasta nuestros días.

«Mi padre fue veterinario y abrió la primera clínica para animales de compañía que hubo en Salamanca. Tenía una gran amistad con un religioso capuchino, un famoso predicador de su tiempo, y todas las semanas se reunían a tomar un café. En ese contexto, surgió la idea de recuperar la bendición de San Antón», explica Ángel Ferreira, hijo de Eleuterio. Asimismo, destaca cómo surgió esta idea: «Mi padre preguntó por curiosidad a su amigo por qué había desaparecido la tradición de la bendición de los animales. La razón, según el padre, fue que la ciudad ya no albergaba animales de producción como caballos, mulos, burros o vacas. Sin embargo, mi padre le recordó que ahora había otros animales, más pequeños y de compañía», asegura. Ambos consiguieron que el superior del convento diese el visto bueno a David de la Calzada para traer de vuelta esta bendición, con la condición de que se hiciese en el parque San Francisco y fuese posterior a una eucaristía para pedir salud, protección y bienestar para estos animales.

Desde hace unos años, es el superior del convento, el padre Domingo Montero, el encargado de realizar este ritual. Cada año, centenares de salmantinos acuden con perros, gatos y reptiles al parque San Francisco. Durante las últimas cuatro décadas, la tradicional bendición de los animales también ha dejado bonitas anécdotas y momentos memorables. «En una ocasión, cuando todavía vivía mi padre, un ganadero llegó subido a su caballo en plena capital hasta el parque San Francisco para recibir la bendición en este día. Esa fue la anécdota más divertida», asegura Ferreira.

El acto sigue manteniendo el mismo carácter con el que surgió en sus inicios y cumple la misma función. «Siempre se quiso que fuese un acto de religiosidad cristiana popular, sencillo y sin otros aspectos colaterales más folclóricos. Por otro lado, lo más importante es hacer un homenaje a esos pequeños animales que acompañan la vida de tantas personas, muchas de las cuales viven en soledad, y que encuentran en sus animalitos unos compañeros fieles y amables de sus existencias», aclara Ferreira a este medio.

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