Uno nunca sabe que le deparará el destino, o dónde encontrará el amor. La de Isabel Martín y Asier Abio, actualmente marido y mujer, es una historia que se forja en el infinito amor que cada uno muestra por sus raíces y tradiciones, sabiamente trasladadas por sus ancestros. Ambos se han prometido ante el altar en una boda vasco-charra en San Pelaio (Bakio), donde los novios han honrado a su tierra portando su traje tradicional, Isabel, el de charra, y Asier, el traje tradicional vasco. Además, el convite ha estado marcado por el «Baile de la Rosca», interpretado por los novios y la degustación de hornazos de Aldeadávila de la Ribera y floretas caseras. Una 'boda inédita' que recoge lo mejor de las dos culturas.
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Isabel Martín, cuyos padres son naturales de los pueblos salmantinos de La Zarza de Pumareda y Mieza de la Ribera, ha nacido en Vizcaya. Sin embargo, 'le han salido los dientes' en el Centro Salmantino de Barakaldo, donde sus padres participan de forma activa y donde ha estado muy involucrada desde muy pequeña. Nunca ha dejado de visitar los pueblos de sus progenitores, donde ha mantenido su 'peña' y sus amistades. Amante de las tradiciones charras, de las historias que oía cuando salía al fresco «con la silla de mimbre» y del folclore, toca el tamboril y la flauta y traslada su pasión por la tierra de sus antepasados por allí por donde pasa: «Hay que conocer los orígenes para no perder el rumbo», afirma la novia.
Los recién casados se conocieron en 2019 una fiesta en Munguía (Vizcaya). Isabel estaba atravesando una etapa dura en lo profesional y Asier se encontraba en un momento emocional difícil. Con un café pendiente, Isabel se fue a hacer el camino de Santiago y a su vuelta les sorprendió una pandemia. Ninguno de los dos volvió a saber nada del otro. En 2021, Asier sorprendió a Isabel con un revelador mensaje de WhatsApp: «Si ha pasado una pandemia, has vuelto del camino de Santiago y aún quieres tomar un café conmigo, yo sigo dispuesto». Después de esto «todo fluyó y parecía que nos conocíamos de toda la vida», explica la novia.
La pedida de mano de Asier también tuvo 'tintes charros'. Sacó su anillo e Isabel le dio el esperado 'si'. La joya de pedida venía acompañada de un delicioso hornazo, que acompañaron de 'un buen vino vasco'. Detalle que embelesó más aún a la novia.
El traje charro que lució Isabel está bordado a mano, combinado con velo blanco y adornado con filigrana castellana. Lo elaboró su madre a mano durante cinco años. «A pesar de que no sabía si me iba casar, si algún día lo hacía quería que fuese con él, es la única pieza que quería lucir en un día tan especial. Mis amigas lo sabían desde hace muchos años y mi futuro esposo desde una de nuestras primeras citas. Quizás me precipité, pero sabía que iba a ser con él, es algo que llevas dentro», reconoce Isabel. Su pareja, Asier Abio, lució un traje tradicional vasco que combina los colores con el del del traje de la novia. «Mi madre siempre bromeaba para que Asier fuese vestido de charro, pero él es vasco y tenía que lucir su traje. Está guapísimo», afirma la novia.
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La boda fue celebrada ayer en Bakio en una ermita románica del siglo XII de San Pelaio. A la celebración asistieron familiares de La Zarza, Mieza, Barruecopardo o Cabeza del Caballo. La novia, durante su noviazgo, se encomendó a la Virgen del Amparo de Mieza una imagen por la que procesa mucha fe. «Le he pedido a mi tía que pusiese velas a mi virgen, tengo una devoción enorme, la verdad es que siempre ha oído mis plegarias», confiesa.
Un enlace que tiene muy presente el respeto a las raíces, el placer de compartirlas y que cree tener el secreto del amor verdadero: «forjar el mejor equipo».
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