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El bebé de Miguel García, restaurador de obras de arte y pintor de vítores, toca el vítor honorífico de su padre, doctor por la Universidad de Salamanca.
Los vítores: de vandalismo universitario a victoria en forma de 'grafitis' antiguos

Los vítores: de vandalismo universitario a victoria en forma de 'grafitis' antiguos

Seis siglos de historia de Salamanca a través de la piedra de Villamayor. Pintados en color rojo y en forma de 'V', guardan la memoria de los doctores de la Universidad. Su origen se remonta al siglo XV como «símbolo de humillación» a los que no conseguían la Cátedra. Estos fueron prohibidos e incluso borrados

Celia Luis

Salamanca

Lunes, 10 de marzo 2025, 07:00

Para muchos estos símbolos pasan desapercibidos, pero forman parte de la historia de Salamanca escritos en color rojo sangre sobre sus muros. Los vítores en forman de 'V' no solo son testigos del pasado que guardan la memoria de los doctores de la Universidad, sino parte viva de la identidad charra estampados sobre la piedra de Villamayor.

Según los especialistas, las inscripciones más antiguas se remiten al siglo XV y XVI, conservándose un importante catálogo de inscripciones de la Edad Moderna. Actualmente están en plena vigencia, utilizándose como símbolo de éxito académico y homenaje institucional.

«Existen dos versiones de vítores Los de la antigüedad que se pintaron hasta el siglo XVIII y estaban asociados a aquellos docentes que obtenían la Cátedra de la Universidad. Sus seguidores los pintaban realmente 'sin autorización' para vitorear a la persona que había conseguido la cátedra. Una especie de 'hurra' que en ocasiones se hacía para desprestigiar a unos y vanagloriar a otros. De hecho todavía hay inscripciones que ponían en humillación a los que no habían obtenido la Cátedra. Y los pintados como consecuencia de la obtención del título de doctor», detalla Miguel García, restaurador de obras de arte, pintor de vítores y doctor por la Universidad de Salamanca que los define como los 'grafitis de la antigüedad'.

Según el profesional, cuenta la leyenda o los testimonios históricos que en la antigüedad se pintaban con sangre de toro, pues la persona que había obtenido la Cátedra lo celebraba con sus seguidores acudiendo a un festejo con una corrida de toros: «Se dice que la sangre del toro o de la vaquilla que se había matado en dicho festejo se utilizaba para pintar el vítor. Y aunque hay gente que actualmente le da menos importancia a este hecho, lo cierto es que existen técnicas pictóricas que emplean sangre de animal».

A partir del siglo XVII, la alcaldía de la propia ciudad prohibe la pintura de los vítores en las paredes de la ciudad porque en estos festejos morían algunos de los implicados en reyertas y esta práctica es recuperada en los años 50 del pasado siglo: «Fue un tiempo de escasez o de no pintura de vítores y es el rector Tovar el que recuperó la tradición de los símbolos, pero no con el mismo significado, sino asociada a la obtención del doctorado», expresa Miguel García.

Dentro la Edad Moderna también existe distintos tipos. Los que se pintaron primero con más creatividad y libertad—con símbolos o banderas—y los más «controlados», ya que existen seis modelos de vítores preestablecidos: «El doctor puede elegir qué modelo quiere y se pinta con su nombre y apellidos y con el año de lectura de su tesis», añade Miguel García.

Comenzó en la profesión tras la lectura de la tesis de su directora en el año 2002 cuando la misma le propuso pintar su vítor y como anécdota curiosa el último que ha pintado ha sido el suyo propio en Fonseca, aunque el más importante para él fue el de Santa Teresa en las paredes de la capilla del Edificio Histórico de la Universidad cuando se conmemoró el centenario del doctorado 'honoris causa' de Santa Teresa de Jesús (1922-2022): «Tras la conmemoración de esta efeméride me encargaron pintar este vítor honorífico junto a la frase: 'La paciencia todo lo alcanza».

Una ciudad tatuada por la historia

Estos símbolos pueden encontrarse en las paredes de los edificios históricos de la ciudad, entre ellos los universitarios como en la Facultad de Filología, GeografíaHistoria, Derecho, Medicina, Educación, Enfermería, en el Colegio Arzobispo Fonseca, en el patio barroco de la Universidad Pontificia y en el Edificio Histórico de la Universidad reservado para vítores honoríficos y 'honoris causa', entre otros.

Valentín Gómez, pintor y restaurador de vítores, posa en la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca. FOTOS: LAYA
Imagen principal - Valentín Gómez, pintor y restaurador de vítores, posa en la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca.
Imagen secundaria 1 - Valentín Gómez, pintor y restaurador de vítores, posa en la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca.
Imagen secundaria 2 - Valentín Gómez, pintor y restaurador de vítores, posa en la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca.

La conservación de estos sellos

Según el pintor y restaurador de vítores, Valentín Gómez, estos símbolos aguantan más de 80 años, salvo que la piedra se fracture por las inclemencias meteorológicas o por algún acto vandálico: «También depende del tipo de piedra y de la orientación, en la Facultad de Filología, por ejemplo, muchas piedras se abren o se dilatan y su conservación es más complicada», detalla el experto.

Los vítores borrados de la Torre de los Anaya en 2007, en Fonseca

En 2007, el Ayuntamiento de Salamanca decidió borrar varios vítores ubicados en la Torre de los Anaya, lo que provocó gran malestar en la comunidad universitaria. Manuel Alcántara, entonces director del Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca argumentó que representaban una parte importante de la tradición de la Universidad y que «es una medida de querer olvidar la memoria de un Instituto que ha estado en un lugar emblemático de la ciudad como era Abrahantes».

El Ayuntamiento de Lanzarote recordó a Alcántara que la Torre de los Anaya ya no era una dependencia universitaria y que las críticas que realizó públicamente obedecían a que no asumió que el centro que dirigía ya no tenía su sede en el antiguo Palacio. La institución municipal consideró «desproporcionadas» dichas declaraciones teniendo en cuenta, además, que los vítores «eran muy recientes y sin ningún valor histórico», al margen de su escasa idoneidad con el nuevo uso de la Torre.

Por tales motivos, la Universidad de Salamanca encontró una nueva ubicación para los mismos en el edificio de la Hospedería de Fonseca. El rector de la Universidad, Enrique Battaner manifestó su «firme descontento» por lo sucedido, a la vez que comentó que «en la propia ciudad podemos ver en varios sitios modernos vítores que han sido respetados, incluso cuando no ha habido uso universitario de los edificios». Además, Battaner subrayó que desde su punto de vista, «el vítor es un signo propio de la ciudad, no es único porque lo podemos encontrar en otras ciudades, pero Salamanca es la ciudad en la que se expresa el júbilo por un doctorado de esta forma», reiterando su «descontento» porque «no molestaban a nadie».

En cuanto a la nueva ubicación de estos vítores, el rector explicó que «ya he dado instrucciones para que los pongan en donde no los borren», es decir, en la Hospedería Fonseca, «que es un buen sitio para tener vítores», aseguró a la vez que comentó que es en este edificio donde está su vítor como doctor.

Los símbolos borrados se encontraban en un arco de la Torre de los Anaya que dejaba paso al interior del inmueble. En concreto, dos estaban en el interior de las dovelas y cuatro en una de las paredes en las que nace el arco. En cuanto a la antigüedad de estos iconos, el más antiguo parece ser uno del año 1998. Los seis vítores borrados correspondían a Fátima García, Araceli Mateos, Eva Guerrero, Emicio Sena de Olivera, Flavia Freidenberg y Carlos Enrique Guzmán, doctores en procesos políticos contemporáneos.

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