
Miguel Poveda
«Cada vez que creo un tema, intento desnudar mi corazón y compartirlo con la gente»Secciones
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Miguel Poveda
«Cada vez que creo un tema, intento desnudar mi corazón y compartirlo con la gente»Es una de las mejores voces del flamenco actual, pero rebosa tanta humildad que, aun siendo alabado de esa forma, incide en que son muchos los artistas por los que siente una envidia sana y de los que ha bebido para llegar hasta donde está hoy. Llegar a la cumbre de un estilo tan arraigado debe ser tan complicado como, a día de hoy, lo es abanderar la libertad.
Miguel Poveda (Barcelona, 1973), fiel creyente de que la música tiene un poder que ni siquiera tienen los distintos mandatarios que hay en el mundo, ha convertido este motivo de lucha en el lema de su carrera y de su vida. Catalán de nacimiento, de padre murciano y madre manchega, homosexual y padre de un niño por gestación subrogada, se ha erigido como antítesis a lo tradicional y al conservadurismo que siempre han rodeado a su profesión. Esa oposición es, precisamente, lo que quiere mostrar con su último trabajo, 'Diverso', en el que se deja seducir por las músicas que suenan al otro lado del charco y que une al estilo del que lleva viviendo desde que empezó a cantar a los 15 años en algunos locales de Badalona.
Este sábado 20 de mayo, su faceta más universal pisará el 'tablao' del Centro de las Artes Escénicas y de la Música (CAEM), donde llenará el patio de butacas, siendo algo que, a sus 50 años, sigue siendo una de sus prioridades.
¿Cómo empezó en el mundo de la música? ¿Qué recuerda de sus primeros pasos?
—Empecé en el mundo de las peñas flamencas que existían en la periferia de Barcelona y fue una época en la que me rodeaba de las personas mayores que me enseñaban todo lo relacionado con la cultura andaluza, pero más concretamente con el flamenco.
¿Cómo se define Miguel Poveda?
—Yo no me defino ni soy espectador de mí mismo como artista. Solo soy espectador de mí mismo para corregirme, avanzar y valorar cuando un trabajo está bien hecho, pero la persona que habita en el artista es sensible, con ansias de aprender y con una vocación que hace que soporte todo lo negativo que esta profesión también tiene.
¿Qué referentes han marcado su evolución?
—Todo aquel que tiene arte y talento, sea popular o no. Todas las grandes figuras del cante y de la música que me han hecho soñar con ser ellas y ellos.
Llega a Salamanca con 'Diverso', que representa, de alguna manera, al Miguel Poveda más universal. ¿Cómo se fraguó este disco y por qué 'Diverso'? ¿Qué supone para usted?
—Es un viaje musical por las músicas que han marcado mi vida y mi crecimiento como artista, aunque, en esta gira de 2023, estamos más centrados en la parte flamenca. Yo quería viajar de nuevo, pero, en pandemia, no podíamos hacerlo. Quería hacerlo con los cantes y con las canciones que unen puentes entre culturas, ya que algunos seres humanos andan más preocupados por justamente lo contrario.
Flamenco y catalán... ¿Es usted de la estirpe de Peret o más de la de Rosalía?
—Yo soy hijo de Francisco Poveda y de Felicia León, dos seres que me han enseñado a amar la música y, por consecuencia, a respetarla. Peret es un artista muy querido y admirado en mi casa y a Rosalía la adoro porque es una persona maravillosa y una gran artista.
¿Qué ha aprendido mientras grababa este disco?
—Que, entre cubanos, mexicanos, argentinos, gitanos, catalanes y andaluces, hemos convivido con naturalidad y amor porque quien gobernaba era la música.
¿Qué quiere conseguir con esta nueva entrega?
—Tratar temáticas que creen conciencias y valores para convivir en armonía y que me sirva a mí también como crecimiento personal.
Hoy en día, muchos cantantes han 'juntado' el flamenco con otros estilos musicales. ¿Considera que el flamenco es un idioma universal? ¿Qué significa para usted?
—No seré yo precisamente quien censure la búsqueda y la mezcla de estilos. Todo lo que se construya desde ese lugar que nace desde el más profundo respeto a la música, para mí tiene cabida y validez. Después, es el tiempo el que decide si eso se sostiene o no. Yo espero que, además de eso, también siga vivo el flamenco tradicional, tal y como lo demuestran la cantidad de artistas jóvenes que se expresan desde su mirada al pasado como cimiento necesario.
Háblenos de su proceso creativo. ¿Cómo surge el acercamiento a cada nuevo proyecto?
—En estos momentos, me encuentro componiendo música y letra y es algo dificilísimo si no es lo que acostumbras a hacer. Pero la experiencia es muy enriquecedora porque conectas con lo más profundo de ti para luego desnudarte el corazón y compartirlo con la gente. Para eso, necesito antes silencio y tener la menos contaminación acústica posible y visual a mi alrededor. Únicamente puedo estar rodeada de aparatos de música para llevar a cabo el proceso.
La gente que le escucha, que no es poca, asegura que usted tiene un don: el don de la voz. ¿Cómo cuida su voz Miguel Poveda para que le salga un cante tan jondo y tan capaz de atrapar a los suyos?
—La realidad es que no hago mucho por cuidarla. Lo que no hago es no descuidarla. Desde hace ya muchos años, llevo una vida ordenada. Dejé de fumar, aunque, ahora, lo hago en alguna ocasión puntual y duermo todo lo que puedo. También es verdad que dejo que cante más el alma ya vivida y mi corazón.
¿Qué supone para usted actuar en una ciudad en la que la cultura se vive tanto como lo es Salamanca? ¿Con qué se encontrará el público charro mañana en el CAEM?
—Mi madre y mi abuela siempre han estado enamoradas de Rafael Farina y me han acercado a él gracias a Salamanca, pero es verdad que, en mi concierto anterior en la ciudad, saqué tiempo para pasearla en solitario, subir a la Catedral y darme cuenta de que es una de las ciudades más hermosas de nuestro país. Además, en ella, hay mucha afición por el flamenco y muy buenos artistas.
Siempre, antes de cada concierto, cree que no va a poder salir a cantar. ¿Sigue sintiendo ese cosquilleo angustioso antes de actuar o ahora se toma todo de forma diferente?
—Fuera del escenario, no soy artista y vivo como cualquier ser humano. No me veo capaz de hacer lo que luego hago sobre él. Entrar en un recinto o en un teatro me transforma. Hace que me sienta artista y diferente.
¿Cómo ve el futuro del flamenco?
—Soy optimista. Envidio sanamente el potencial y los conocimientos que trae la juventud. Cuando yo empecé, no había tanta gente joven. Ahora, da alegría escucharlos. Parece que algunos tienen siglos en la garganta.
Durante su carrera, ha colaborado con numerosos artistas como Paco de Lucía, Serrat, Alejandro Sanz, Chavela Vargas, Miguel Ríos o Sabina. ¿Con quién le gustaría colaborar en un futuro?
—Con alguien a quien mirarle a los ojos. Con una persona con la que sienta una conexión mágica. Con alguien que me haga reír y llorar en un escenario o en una grabación.
Un consejo para aquellos jóvenes que están iniciándose o que quieren iniciarse en un mundo tan bonito como el del flamenco...
—Afición, respeto a los mayores, capacidad de aguante y mucho amor al escenario. Que muestren todos los valores que tiene que tener un artista que va a compartir un arte sagrado con el público.
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