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Charo López recibiendo la Espiga de Honor del Festival de Cine de Valladolid. Archivo
Los veranos de la actriz salmantina Charo López: juegos en La Alamedilla, vacaciones en Santander y clases con un «calor tremebundo»

Los veranos de la actriz salmantina Charo López: juegos en La Alamedilla, vacaciones en Santander y clases con un «calor tremebundo»

«Yo había suspendido una asignatura, y tenía unas clases particulares que me agobiaban, porque las recuerdo con calor»

Alejandro Cerezal

Domingo, 21 de julio 2024, 14:05

Nacida y criada en Salamanca, la actriz Charo López es una de las grandes actrices de nuestro país, con una excelente carrera y una larga trayectoria. En 1991, estuvo nominada en los Goya a Mejor Actriz Protagonista por «Lo más natural», y en 1998 recibió el galardón a Mejor Actriz de Reparto con el papel de María en «Secretos del corazón».

Sin embargo, esta gran intérprete no solo brindó alegrías a la gran pantalla, sino que algunos de sus grandes éxitos fueron en televisión. «Fortunata y Jacinta» o «Los gozos y las sombras» fueron dos adaptaciones de los clásicos literarios en los que participó la actriz, y que marcaron profundamente su carrera. Teatro, cine y tele, Charo López ha conquistado todos los ámbitos de su profesión, y recuerda con mucho afecto sus momentos en la capital salmantina.

En su infancia, son muchos los veranos en los que la pequeña Charo pasaba sus veranos junto a su familia en el norte de España. «Íbamos toda la familia a veranear Santander, concretamente a Sardinero», comentaba la actriz. «También fuimos a Somo, Galizano... siempre al norte». Sin embargo, en alguna ocasión tuvieron que cambiar sus planes. «Teníamos, de los cinco hermanos, tres esa enfermedad que se contraía en los colegios, que eran ganglios. Teníamos que estar en reposo, y en ese verano íbamos a Cercedilla. Pero eso solo fue un verano, siempre hemos estado yendo a la playa», recordaba la intérprete.

Sus veranos en Salamanca

Por otro lado, la actriz también guarda recuerdos de veranos en Salamanca, cuando era más pequeña. «Recuerdo ir a jugar a La Alamedilla con mis amigas. Jugábamos a las tabas, a la comba, al escondite, a lo que jugaban los niños», comentaba la actriz acerca de uno de los lugares de la ciudad al que le encantaba acudir. «Y a la Plaza de los Bandos también he ido, pero todavía más pequeña. Íbamos de la mano los cinco hermanos».

Fueron muchos los días de Charo en los que jugaba con sus hermanos y amigos. «Recuerdo, cuando fui un poco mayorcita, jugar al futbolín con los amigos. He jugado cuando era mucho más pequeña al pati, a la comba, al escondite... a mil juegos», expresaba la artista acerca de sus pasatiempos en aquella época.

Las clases de latín

A pesar de que normalmente pasaba esta época del año fuera de su ciudad natal, recuerda especialmente uno de los pocos veranos vividos en Salamanca. «Recuerdo solo un verano que tuvimos que quedarnos en Salamanca. Pasamos un calor tremebundo. Yo había suspendido una asignatura, y tenía unas clases particulares que me agobiaban, porque las recuerdo con calor», apuntaba Charo.

En cambio, no recibía clases particulares exclusivamente en Salamanca. «Recuerdo las clases de latín, en la parroquia de Sardinero, con el padre de la parroquia. Eran unas clases que eran justo siempre en la hora de la siesta. Y aunque yo aprendí a traducir fragmentos de «las Galias» de Tito Livio, se me caía la cabeza de sueño. Era una niña, venía de jugar, de la playa, de comer, pero nunca me la perdonaban», reía la actriz sobre el esfuerzo que le suponía «no caer roncando» en sus clases particulares.

Como en casa, en ningún sitio

Las comidas de su madre forman parte de los recuerdos de Charo López en aquellos veranos de su niñez. «Eran exquisitas. Mi madre cocinaba muy bien», explicaba la actriz. «Recuerdo que siempre decía «Charito no tiene paladar, lo que le gusta es comer», y es verdad», contaba con una carcajada. «Pero sí, recuerdo su paella, sus tortillas de patata. A mí me gustaba todo lo que hacía mi madre».

Veranos de teatro

Cuando fue más mayor, una joven Charo López comenzó sus estudios en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca. Pero su vivencia en la ciudad que la vio crecer duró hasta 1965, cuando decidió marcharse a Madrid. No obstante, en este tiempo la actriz ya estaba en contacto con su futura profesión, ya que comenzó a adquirir experiencia en el teatro universitario. «Cuando empecé a hacer teatro en la facultad, con los estudiantes de derecho, que formamos una pequeña compañía, nos suscribimos al T.E.U.», comentaba acerca de sus inicios.

«Hicimos muchas, pero yo recuerdo «Los inocentes de la Moncloa», que era una obra preciosa de Rodíguez Méndez. Y también «Final de partida», de Beckett, que era una obra súper vanguardista. Esa la hice en el Colegio Mayor Fray Luis de León», rememoraba con cariño sobre sus comienzos como intérprete, inmersa en el ambiente universitario. Los primeros pasos que han llevado a la salamantina a llegar dónde está, y a recibir el aplauso tanto de la crítica como del público general.

Con una Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes bajo el brazo, Charo López es una de las más ilustres actrices de nuestro país. Son muchos los recuerdos que guarda de su ciudad natal, una ciudad en la que tiene familia y amigos y a la que tiene un gran afecto.

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