«Es muy desagradable salir por el portal y toparse con gente tirada en colchones». Son las palabras con las que una de las residentes de una de las calles colindantes a la estación de autobuses califica la situación con la que ella y sus vecinos tienen que lidiar cada semana.
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En su edificio, vive mucha gente mayor que se siente desprotegida ante el crecimiento de afluencia de sintecho en las calles del barrio de San Bernardo, donde, habitualmente, empiezan a pedir dinero o intimidan a la gente que merodea por sus alrededores o que frecuenta los establecimientos que abren sus puertas a primera hora de la mañana.
Cuando Pilar Manjón sale a hacer la compra y lo hace sin la habitual compañía que le aporta su cuidadora, teme que estas personas, que normalmente se asientan a escasos metros de su portal, muestren conductas incívicas ante ella. «Abrir la ventana y ver a estas personas en sacos de dormir o sobre colchones se ha convertido en rutina», asegura recalcando, además, que el hartazgo que ella siente se extiende a los vecinos con los que habla de la situación en muchas ocasiones, que hasta alguna vez han llegado a sentir algo de miedo por si, en un momento determinado, llaman a sus casas. «Yo nunca le abro la puerta a nadie. Ya pueden llamar y llamar. Si no conozco a esa persona, esa persona no entra en el portal», asegura Pilar Manjón, que abre las puertas de su casa a LA GACETA para relatar el desasosiego con el que conviven familias y dueños de negocios cada día, teniendo que lidiar, además, con las personas que frecuentan la zona para pedir una ayuda económica y que, a veces, 'espantan' a la clientela de los bares.
«El sábado pasado, al salir por el portal, vi un montón de tetrabriks de vino acumulados en una de las esquinas en las que, habitualmente, duermen estos sintecho», recuerda Enrique López, vecino de Pilar, asegurando que, en ocasiones, en estas zonas, también se acumulan prendas de ropa e incluso pequeños sacos con los que estas personas se pueden tirar días y días.
«Estas personas no asaltan, no se meten con nadie y no roban, pero entiendo que a la gente mayor le pueda dar más respeto que a mí porque, al final, esta situación incomoda y no poco», afirma, extendiendo su opinión a lo que se vive en otras zonas de la ciudad como la Plaza de Barcelona, donde también es frecuente ver a personas sin hogar.
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Respecto al protocolo de actuación de la Policía Local, Enrique López asegura que «al ser gente que no roba o que no comete algún delito, no se puede emprender ningún tipo de acción legal».
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