
Entrevista al exgerente OAGER
Valentín Pérez (exgerente OAGER): «Nunca crearía más impuestos»Secciones
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Entrevista al exgerente OAGER
Valentín Pérez (exgerente OAGER): «Nunca crearía más impuestos»Alumno de juristas de gran prestigio, como Francisco Tomás y Valiente y Gloria Begué, y pupilo agradecido de Enrique Rivero Ysern, Valentín Pérez Martínez (Salamanca, 1953) se despide del Organismo Autónomo de Gestión Económica y Recaudación (Oager) del Ayuntamiento de Salamanca. Lo puso en marcha en 1990 y lo modernizó con el reto de hacer de la hacienda local una administración amable y cercana. Doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Políticas en la especialidad de Ciencias de la Administración por la Universidad Complutense, ha sido también profesor asociado de Derecho Administrativo en la Universidad de Salamanca y de Práctica Extraprocesal Tributaria en la Escuela de Práctica Jurídica de la Facultad de Derecho. Uno de los reconocimientos que más le enorgullece, el Premio Extraordinario en el Curso de Doctorado.
Ahora que nadie nos oye, ¿pagamos demasiados impuestos?
—La gente paga los impuestos que corresponden. El contribuyente salmantino es absolutamente cumplidor, responsable con sus obligaciones, incluso muchas veces por encima de sus propias necesidades económicas. Tenemos un nivel de morosidad y litigiosidad bajísimo. No tenemos un gran número de conflictos judiciales.
¿Sobran impuestos en Salamanca?
—Se necesita, pero no en Salamanca sino en toda España, una profunda reforma tributaria que simplifique en número y contenido los tributos que debe pagar el contribuyente local. Hay una multiplicidad de tasas por prestaciones de servicios, que es bastante compleja y muy difícil de gestionar. Llevamos esperando esa reforma desde hace muchos años.
¿Es justo el sistema tributario español?
—Existe bastante duplicidad tributaria entre unas haciendas y otras. Entre la estatal, la autonómica y la municipal. Y eso confunde a los contribuyentes y muchas veces les hace pensar que están pagando varias veces por lo mismo. Y, sobre todo, hay que evitar la periodicidad de los tributos porque lo único que genera es la sensación de que estás pagando varias veces por lo mismo. Es lo que ocurre en los ayuntamientos con los temas de los fraccionamientos de la tasa de basura o del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI).
Pero el fraccionamiento ha ayudado mucho al contribuyente…
—Ha sido fundamental, sobre todo desde la crisis económica del año 2008. Y en los últimos años, desde la declaración de la pandemia, sobre todo para que muchas empresas pudieran hacer frente al pago de los impuestos municipales.
Los ayuntamientos se quejan de la falta de financiación local. ¿Tienen pocos ingresos o gastan mucho?
—Hay que tener en cuenta las dos perspectivas. Creo que una mejor gestión del gasto público evitaría una sobreimposición. No solo de los ayuntamientos, sino de todas las haciendas en general. Los ayuntamientos, en general, claro que gastan mucho. Y muchas veces, de forma innecesaria. Y los planteamientos tributarios están condicionados por eso. La perspectiva presupuestaria tendría que ser diferente. Es decir, se debería gastar en función de lo que se tiene y no recaudar en función de lo que se quiere gastar.
Depende de qué partido analice los datos, en Salamanca somos los que más o los que menos impuestos pagamos. ¿Cuál es la verdad?
—Pagamos de forma similar a otros lugares. Efectivamente la lectura depende de la posición política. Yo he trabajado en el Ayuntamiento con gobiernos municipales de diferente color, y he visto como el que estaba en la oposición criticaba al equipo de gobierno y cuando ha estado en la Alcaldía ha realizado políticas similares. ¿Qué ocurre? Pues que a lo mejor en cada momento se pone más énfasis en unos tributos.
Y hablando del IBI, ¿cree que actualizaremos en algún momento el valor catastral de los inmuebles?
—Ese es un debate que está quedando obsoleto porque la Dirección General del Catastro puso en marcha el valor de referencia. Aunque no tiene una aplicación directa en relación con los tributos municipales, sí es una referencia a la hora de establecer, por ejemplo, comprobaciones en el impuesto de plusvalías. Pero creo que los valores catastrales, tal y como estaban concebidos, con unas ponencias que se aprobaban y que, por ejemplo, en Salamanca la última es del año 1996, es bastante difícil que se actualicen. Porque, primero, lo tiene que solicitar el Ayuntamiento o hacerlo de motu proprio el Catastro. Y no están interesados porque eso se interpreta como un tema de subida fiscal y no lo van a hacer. Ni lo hizo el PSOE ni lo ha hecho el PP ni creo que lo vaya a hacer nadie. Al final es mucho más fácil subir el tipo y no andarse complicando con los valores.
Ha trabajado con muchos concejales de Hacienda, ¿algún favorito?
—El que más me ha apoyado a mí personalmente y al organismo autónomo, nos ha puesto en valor, nos ha visibilizado y nos ha apoyado desde el punto de vista presupuestario y económico ha sido Fernando Rodríguez. No es porque esté ahora, ya que yo personalmente he tenido como concejales a Agustín Muñoz, Francisco Martín, Evencia Juez, Fernando Rodríguez, Francisco Rodríguez —con quien comenzó el OAGER— y Carlos González Cobos, y con todos me he llevado bien.
Se fijó un reto imposible: que el contribuyente esté contento con el servicio que le cobra impuestos.
—Y lo hemos conseguido. El OAGER realiza una encuesta diaria sobre la atención telefónica que presta, y está en valoraciones de entre el 98% y el 99%. También la hacemos desde el punto de vista telemático. Se está incrementando de una manera exponencial la atención telemática sobre la telefónica. En estos momentos, está casi en el 57%. A la gente la hemos ido educando en cómo resolver los temas desde el punto de vista técnico. Y tanto empresas como autónomos y particulares acuden a la sede electrónica y no necesitan desplazarse a las oficinas. Eso se suma al riguroso sistema de hacienda local que hemos construido. Y, desde los objetivos presupuestarios, llevamos varios años con resultados por encima de lo que nos establece el Gobierno municipal. El OAGER es una máquina súper-engrasada y le da mucha seguridad al Ayuntamiento, mucha tranquilidad porque le permite tener una tesorería estable. Sabe cuándo y cuánto se va a cobra, y lo cobra. Así, tenemos unos porcentajes de morosidad en los últimos cuatro ejercicios que no llegan ni al 0, 5%.
Ha 'lidiado' con cinco alcaldes...
—En mi vida profesional, la base del trabajo ha sido la profesionalidad y la no participación en el pensamiento político de la corporación de turno. Yo, desde el punto de vista personal, me siento muy apoyado por todas las corporaciones, de todo signo, que he tenido. En el año 2008 empezamos un proceso de modernización y se producen cambios profundos con la introducción de todas las nuevas tecnologías en plena crisis. Y ahora nos encontramos en otro terreno totalmente distinto, que es el Big Data, robotización e inteligencia artificial. En los cinco últimos años me he ilusionado con que esto fuera una realidad y es donde he dejado al organismo. Con un equipo de personas que yo creo que es muy solvente y muy experimentado.
¿Qué retos cree que deja a su sucesor al frente del Oager?
—Fundamentalmente mantener la consecución de los fines y de los objetivos presupuestarios que establezca el Ayuntamiento. Y, sobre todo, continuar por la senda de la modernización a través de la introducción de las herramientas de inteligencia artificial y de robotización.
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