Un anciano que no se vacune frente a la gripe tiene el doble de posibilidades de morir -por las complicaciones que surgen tras la infección- que otra persona que sí se haya inmunizado ese invierno. Es una de las principales conclusiones demostradas por el virólogo leonés y formado en Salamanca, Estanislao Nistal.
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Formado en Bioquímica por la Universidad de Salamanca, Nistal ha liderado un gigantesco estudio que recopila datos de más de seis millones de personas y que «pone los datos por encima de las opiniones» para demostrar que, con sus posibles defectos, la vacuna de la gripe sigue siendo clave.
Habla de defectos porque reconoce que es una de las vacunas cuya eficacia más varía de un año para otro por la capacidad que tiene el virus para mutar en cuestión de meses. «En el mejor de los casos la vacuna puede tener una eficacia de proteger frente a la infección al 60% de los vacunados», apunta. Pero existe una gran diferencia entre la capacidad para evitar el contagio y la eficacia para, una vez que ya se ha producido la infección, conseguir que el paciente no sufra consecuencias graves.
El trabajo de Nistal -han participado investigadores del Instituto de Salud Carlos III, del Centro Nacional de Gripe de Valladolid y el Hospital 12 de Octubre de Madrid- estudia tres variantes del virus de la gripe: dos del tipo A (H1N1 y H3N2) y una del tipo B. «Hemos analizado la incidencia de cada tipo de gripe y de los grupos de edad. Confirmamos que si te vacunas hay menos posibilidades de infectarte frente a la gripe B y frente a la gripe A del tipo H1N1, pero en los mayores de 65 años no resulta tan efectiva frente a la variante H3N2 del tipo A».
Para poder concluir si la vacuna que se está inyectando este año ha acertado con las variantes en circulación y está siendo efectiva todavía hay que esperar: «Es imposible determinarlo hasta final de temporada», asegura el investigador leonés.
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Otra de las conclusiones extraídas a raíz del análisis de millones de datos es que «dentro de los factores de riesgo que pueden tener las persona mayores (diabetes, hipertensión, Alzheimer, etc), no todas impactan igual en el riesgo de muerte. Las que son altamente condicionantes son las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas», explica Nistal.
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