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A la entrada de Pendueles (Llanes, Asturias) se sitúa la Casona de Verines, un edificio con la estructura de las típicas casas de indianos del oriente de Asturias que el pasado siglo pasó a manos de la Universidad de Salamanca. El Estudio restauró el inmueble también conocido como Casa de los Irlandeses y a partir de 1985 le dio un nuevo uso como sede de sus cursos en verano y los conocidos «Encuentros literarios de Verines».
Desde hace casi cuatro décadas, cientos de niños han disfrutado de sus primeros campamentos de verano en esta bella casa de indianos. Este típico lugar asturiano es el elegido por Cursos Internacionales para impartir parte del programa de formación en inglés para niños. Una experiencia inolvidable según recuerdan algunos de sus protagonistas.
«Hice varios campamentos y los recuerdo con mucho cariño porque fue el despertar y el comenzar a salir de casa», recuerda con nostalgia Laura Prieto, que hace más de veinte años que disfrutó de esta aventura. «La formación en inglés no tenía nada que ver con la del colegio porque teníamos clases por las mañanas, pero enfocadas de forma muy diferente, todo mucho más interactivo», explica y añade: «Para mí tuvo algo especial, recuerdo los caminos a la playa, que me parecían muy largos y ahora veo que eran una mini ruta».
En la actualidad, Laura Prieto es una joven médico que está haciendo la residencia en Oftalmología en Valladolid. «Fue una base muy importante para manejarme en inglés», reconoce y señala que, aunque el campamento es muy largo, un mes, le vino muy bien para «despegarse» de sus padres y lanzarse para hacer amigos.
Mucho más reciente tienen la experiencia los hermanos Alvar y Mencía Sánchez. «En el campamento podemos hablar con nuestros padres solo por carta, era algo que nunca había hecho. Lo mejor es que cuando llega el cartero porque nos ponemos en el jardín y nos van tirando las cartas desde el piso más alto de la casa, así parece que llueven las noticias», cuenta emocionada la pequeña de 9 años que comenzó a ir a Verines el pasado verano y este ha repetido «experiencia penduelera», que es como ella habla del campamento.
Dos veces ha ido Alvar y este año, por su edad, 13 años, ha dado el salto a La Coruña. «Fue increíble, sinceramente me encantó y no solo fue una de mis experiencias más divertidas en verano, sino que también fue muy productiva, dada la gran cantidad de vocabulario y cosas nuevas que aprendí», comenta el niño sobre los cursos de verano en Pendueles y añade: «En el campamento se aprende inglés sin querer, es como estar viviendo en otro país. A partir del tercer día sale natural». Su hermana explica cómo es una jornada: «Por la mañana nos ponen música en inglés para animarnos y levantarnos contentos, luego desayuno en pijama. Nos vestimos y vamos a clase de inglés. Después la comida y por la tarde tenemos actividades distintas cada día. Por la noche después de cenar siempre hay velada de juegos.
Además, el campamento, que ya es toda una tradición dentro de las actividades de verano de la Universidad, es motivo de divertidas anécdotas. «Me encantó el poder dormir en el jardín con todos mis amigos viendo las estrellas, fue una experiencia para no olvidar, aunque la verdad es que dormimos poco», confiesa con una sonrisa Alvar.
«El lugar, Pendueles, y la casona son espectaculares. Además es muy familiar, son solo unos cuarenta niños y monitores y todo está muy cuidado, desde las clases a las actividades», comenta Ana Ladrón que fue desde los 8 años. Disfrutó tanto de la experiencia que afirma: «Tengo tan buen recuerdo que me encantaría volver a ser niña para repetir».
Se ha quitado la espinita acudiendo como monitora y, aunque no es lo mismo, reconoce que también se lo pasa muy bien. «Cuando yo iba eran 22 días y se me pasaban volando. A los niños les cuestan los primeros días, en lo que se acostumbran a estar fuera de casa, pero luego hacen su grupo y nunca hemos tenido problemas con niños que hayan querido abandonar, al contrario, acaban llorando porque se tienen que ir de aquí».
«Me parece que las clases son más útiles, no solo la teoría, sino que aprendes cosas que vas a utilizar en el día a día. Por ejemplo, hacemos temática de playa y explicamos juegos de playa, vocabulario y expresiones, así más fácil», explica. A ella, desde luego, le caló hondo porque después estudió el doble grado en Traducción e Interpretación y en Derecho en Inglés. En la actualidad, prepara oposiciones al cuerpo diplomático.
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