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Más del 17% de los médicos que trabajan en el Complejo Asistencial de Salamanca compatibilizan su labor en Sacyl con otros trabajos en clínicas o consultas privadas.
La compatibilidad entra sanidad pública y privada es un tema de debate recurrente que suele enfrentar a los usuarios con los propios profesionales, aunque se trata de una opción legal y claramente reglada.
Los sindicatos médicos como CESM defienden esta compatibilidad “siempre que se respete, precisamente, la ley de compatibilidades” y explican: “Cuando en tu hospital te autorizan a trabajar también para centros privados, lo hacen para una serie de labores, pero dejando claro que no puedes atender a pacientes que procedan de la lista de espera de la sanidad pública”, afirma el presidente de CESM, Tomás Toranzo.
En concreto, lo que dice el texto sobre la compatibilidad de los sanitarios de Castilla y León es que “la privada profesional no podrá prestarla a quienes esté obligado a atender en el desempeño del puesto público” y, además, establece un límite máximo de horas semanales sumando las de la pública y la privada. Es decir, Sacyl no puede permitir que uno de sus profesionales llegue agotado al trabajo porque en sus horas de supuesto descanso ha estado trabajando en otra clínica.
La pregunta que se formulan desde las plataformas en defensa de la Sanidad Pública es si realmente se cumple con esas limitaciones a la hora de atender a pacientes que proceden de la sanidad pública.
Independientemente de lo que dice la normativa de Sacyl sobre compatibilizar dos puestos de trabajo, la realidad es que se trata de una práctica que genera recelos y sospechas entre los usuarios, sobre todo cuando las listas de espera del Hospital -tanto para ser operado como para tener una consulta con el especialista- registran las cifras más altas de su historia.
La postura del Colegio Oficial de Médicos de Salamanca es que “le corresponde a Sacyl vigilar que no haya conflicto de intereses y que se cumplan a rajatabla los horarios de mañana”, apunta el presidente del Colegio, Santiago Santa Cruz, que añade: “Somos médicos, la profesión más respetada del mundo. Somos nosotros quienes deberíamos cumplir con nuestra propia ética sin necesidad de vigilancias”.
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