Secciones
Destacamos
Una palabra que en masculino —también en femenino, según la Real Academia de la Lengua— significa «persona muy taimada, astuta y solapada» cuando se refiere a una mujer puede entenderse como «prostituta». La dualidad de la significados de la palabra «zorro» es uno de los debates sobre los que llaman a reflexionar las 55 instituciones académicas españolas, entre ellas la Universidad de Salamanca, que han firmado el documento de «Recomendaciones para un uso adecuado del lenguaje en las universidades». No es el único debate que quieren abrir.
«Se dice que algo es «cojonudo« cuando es bueno o divertido, pero cuando es aburrido o pesado se dice que es un »coñazo«». Es la afirmación con la que la Conferencia de Rectores de la Universidades Españolas (CRUE) concluye este documento para evitar el lenguaje sexista, antes de ofrecer un listado de alternativas al masculino genérico. Bajo el epígrafe «Para reflexionar», plantea que en la lengua existen ciertos vacíos léxicos. Se pregunta por qué no se usa la palabra «genias» pese a que su construcción en femenino es gramaticalmente correcta o por qué no se existe un equivalente femenino a la palabra «hombría».
¿Cuál es el término para referirse al marido de una primera ministra o presidenta de un gobierno? En el caso de la mujer existe la construcción «primera dama» pero no hay una palabra que haga referencia al esposo de la presidenta, incide la CRUE en esta «guía» de lenguaje no sexista respaldada por el Estudio salmantino.
Conforme al documento, tanto el personal docente como el alumnado van a tener que hacer un importante esfuerzo para no hacer un uso del lenguaje que, según las propias palabras de las universidades, contribuya a reforzar «el modelo androcéntrico que considera al hombre como medida de todas las cosas y que refleja, transmite y refuerza un modelo no igualitario». Y es que llega a rechazar frases como: «Todos suspendieron»; «Ruego estén atentos»; «Para ser catedrático se requiere...», o «Ninguno se ha presentado a la reunión». Y, frente a ese uso del masculino, plantea que las construcciones sean: «Nadie aprobó»; «Ruego presten atención»; «Para obtener una cátedra se requiere», o «Nadie se ha presentado a la reunión». Todo ello se defiende desde el principio de «evitar un discurso que ignore a las mujeres y sus experiencias». El «manual» insiste en nombrarlas allí donde aparezcan para no contribuir a su invisibilización.
La CRUE insiste en que las universidades forman a profesionales de distintos ámbitos y deben ser conscientes de que el lenguaje que se usa en ellas habrá de ser vehículo de conciencia social y de igualdad. No obstante, de momento no todas las instituciones académicas que conforman la Conferencia —son 77 en total— han firmado el documento.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.