Salamanca
Miércoles, 30 de octubre 2024, 11:23
El pasado 23 de octubre, Cuba recuperaba la «normalidad» en su suministro eléctrico tras el apagón masivo que dejó sumida en oscuridad a la isla durante cuatro días. Una normalidad que se traduce en seis horas de recortes de luz diarios. Sin embargo, para los cubanos tanto en el país como el extranjero el recuerdo de lo ocurrido y el temor de lo que puede venir no se borrarán fácilmente.
Publicidad
«Lo más difícil es la incertidumbre de no saber hasta cuándo se va a mantener la situación. En mi caso tengo la suerte de que mi familia tiene una situación relativamente privilegiada y al menos tenía una pequeña planta eléctrica con la que podía cargar los teléfonos, pero muchos de mis amigos pasaron días completos sin saber nada de sus familias y justo con la preocupación de que el mismo día que se fue la luz se esperaba la llega de un huracán a Cuba», relata Massiel Fernández, cubana afincada en Salamanca desde hace tres años.
Tal como ella, la gran mayoría de los cubanos en el extranjero pasaron noches en vela con la inquietud de no saber cómo estaban sus seres queridos o, siquiera, si tenían alimentos para sobrevivir. «Una gran cantidad de personas perdieron la carne que tenían en la nevera, que es uno de los bienes más valioso en Cuba. Hablamos de un país en el que al 99% de los hogares conseguir un kilo de carne se le hace casi imposible porque no tienen el dinero. Con el apagón muchas familias perdieron todo lo que tenía para comer que en una economía como la cubana es algo muy duro», relata Massiel que cuenta que las principales sensaciones que la embargó durante las 100 horas que su familia pasó sin luz fueron la desesperanza y la impotencia.
«Fueron días muy duros. En Salamanca tengo una comunidad de amigos cubanos muy grande y cada vez que nos reuníamos terminábamos todos llorando de la impotencia. Sientes mucha rabia hacía la dictadura que es la culpable de todo lo que está viviendo tu familia y tus amigos porque sabes que esto era algo que se podía evitar. Se siente una impotencia horrible porque sabes que son dueños de Cuba, e incluso, de tu familia, que hacen con ellos lo que quieren y que tú no puedes hacer nada para que se acaben todas estas desgracias», afirma.
Los cubanos en Salamanca temen lo que puede venir tras el apagón. «Esto era una muerte anunciada. Es el resultado de décadas sin hacer inversiones en el sistema eléctrico del país y que ahora solo se le ha puesto una tirita para paliar la situación. Creo que eso es lo que más preocupante que es una situación que se puede repetir porque no hablamos de un accidente, sino del desenlace lógico de una cadena de malas decisión, la única verdadera sería construir más plantas, pero eso implica tiempo. Incluso si se empezarán a construir hoy tardarían años en estabilizarse el suministro eléctrico», explica Julio Antonio Roque, cubano residente en Salamanca.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.