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Lunes, 27 de marzo 2023, 23:24
Su vivienda está casi a estrenar. Aunque la adquirió hace varios años, reside habitualmente con su madre. Sin embargo, a mediados de enero le cargaron en su cuenta una factura de gas de 664,47 euros. Hacia una mes que había cambiado la calefacción ... de gasoil por el gas y esta salmantina, que prefiere no dar su nombre, no se explicaba cómo era posible haber gastado tanta energía entre el 2 de noviembre y el 3 de enero. En ese periodo solo había acudido al inmueble para celebrar las cenas de Nochebuena y Nochevieja y las comidas de Navidad y Año Nuevo con sus hijos y ni siquiera durmieron en la vivienda. Solo decidieron celebrar allí esas fiestas familiares porque el inmueble es más amplio. Pese a que esa fue la segunda factura que le llegaba de la compañía con la que firmó en verano el contrato de suministro de gas, no fue el primer desajuste que detectó. Por el primer recibo, había pagado 311,33 euros, pese a que no había llegado a encender la calefacción.
“Fui de inmediato a la oficina de la compañía”, asegura. “Me dijeron que no era cosa de ellos, que a ella le facilita los datos de consumo la distribuidora, la empresa que realiza la revisión de los contadores”. En ambos casos, el importe a pagar se había calculado en función de una lectura estimada. “¿Cómo era posible ese gasto si no vivo allí, si no consumo nada?”. Ante ello, esta mujer inició el proceso de reclamación que ha durado casi dos meses. En la primera factura correspondiente al periodo comprendido entre el 18 de septiembre y el 2 de noviembre, le habían cobrado la cuantía correspondiente al enganche de la vivienda a la red de suministro de gas, para lo que fue necesario hacer obra. Y le habían sumado otros 82 euros por un consumo energético que no había realizado, una cuantía que la compañía ya le ha reintegrado. Pero este es el menor de los desajustes, de la siguiente factura, de 664,47 euros, ha logrado demostrar que le habían cobrado 553 euros más de lo debido. “El contador marcaba 48 kilovatios hora y le habían cargado más de 200”, asegura. “Tiemblo esperando la próxima factura”, afirma. “Para que me reintegraran el dinero he llamado 50 veces, casi todos los días. Ahora, me deberían pagar a mi intereses”, explica esta mujer con experiencia en la tramitación de reclamaciones que recurrió a la Oficina Municipal de Información al Consumidor para exigir a la empresa suministradora que le devolviese el dinero que le había cobrado de más.
El 10 de febrero y exactamente un mes después recibió las respuestas por escrito a sus protestas. “Una vez revisada la situación del contrato de referencia, se han contactado con la empresa distribuidora, como empresa responsable de la lectura de su contador, según la legislación vigente, con objeto de verificar la validez de la lectura de nos proporcionó y comprobar si se ha producido algún tipo de incidencia en relación a la misma”, recogían ambas. Y, ¿cuál era la conclusión? “Hemos procedido a corregir los consumos afectados mediante la emisión de unas facturas rectificadoras basadas en las lecturas facilitadas por fotografía”. La compañía reconoció los errores después de que esta salmantina les enviase instantáneas con el consumo que marcaba su contador.
“Como este caso, llegan jubilados que nos dicen que no saben como van a pagar, personas que se echan a llorar de la impotencia”, explican desde la Oficina Municipal de Información al Consumidor, ubicada en el centro Victoria Adrados, ante las desorbitadas facturas que están llegando a hogares, que precisamente han reducido su consumo para ahorrar.
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