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El psicólogo Javier López en la Asociación Salud Mental Salamanca, en la calle Castroverde. ALMEIDA
“Un 75% de los trastornos mentales se diagnostican antes de los 18 años”

“Un 75% de los trastornos mentales se diagnostican antes de los 18 años”

Javier López, psicólogo infanto juvenil en Salud Mental-AFEMC, relata las señales que indican la existencia de un problema, el aumento de casos entre jóvenes, la necesidad de más psicólogos y el ‘refugio’ que hacen muchas personas en la tecnología, una adicción en auge

Lunes, 27 de diciembre 2021, 11:53

El fallecimiento de la actriz Verónica Forqué a los 66 años en su domicilio de Madrid no solo ha sacudido al mundo cultural sino que ha vuelto a poner encima de la mesa el gran tabú de la salud mental. La sociedad cada vez se muestra más preocupada y exige una mayor visilibilidad de estos transtornos invisibles para la vista, además de que estos tengan la misma importancia que las lesiones físicas. Javier López, psicólogo responsable Infanto Juvenil en Salud Mental Salamanca-AFEMC, habla de ello.

–¿Qué señales indican que una persona tiene un problema de salud mental?

–Eso es algo muy importante porque tenemos que tener en cuenta que entre el 35 y el 50% de las personas que tienen un problema de salud mental no reciben o no tienen un tratamiento adecuado. Las primeras señales suelen ser identificadas además por el círculo más cercano y se manifiesta de diversas formas: aislamiento social, apatía, desgana, emociones intensas que no podemos controlar ni sabemos responder a ellas, comportamientos explosivos, de riesgo, busca de sensaciones, adicciones... Es decir, pueden ser conductas tanto que se acerquen más al plano del bajo ánimo como a la búsqueda de sensaciones más explosivas. Quizá es como una forma de buscar la catarsis, la emoción, el dar rienda suelta a todo lo que estamos sintiendo. En general es cualquier conducta que altere el funcionamiento normal de una persona.

–Se ha comentado mucho en el caso de Forqué las palabras “no puedo más” que pronunció recientemente en un programa de televisión por el hecho de que quizá era un llamamiento de ayuda y nadie lo supo ver...

–Precisamente es lo que te comentaba, que un alto porcentaje de personas no reciben tratamiento o esa ayuda. También hay mucha dificultad a la hora de que la misma persona lo identifique. Es complicado el paso de decir ‘Tengo que pedir ayuda’. Existe una tendencia social que nos empuja a ser funcionales, a aguantar, a seguir tirando... Somos educados bajo la creencia de que las personas aguantan y son fuertes y eso a veces impide que nosotros mismos nos demos cuenta de cuándo tenemos que parar y decir ‘Hasta aquí, yo solo no puedo y tengo que pedir ayuda’. Quizá en el caso de Verónica Forqué ese “no puedo más” fue una petición de ayuda pero lo mismo ella también tenía dificultad para ver la necesidad de ponerse en manos de un profesional.

–Por lo tanto, ¿cuándo debemos acudir a un experto?

–Ante cualquier circunstancia que se escape de nuestro control. Ejemplo de ello son las adicciones. No las podemos controlar y esa es una de las señales de alarma. También es una señal cuando una persona tiene que dejar de hacer algo en su día a día que antes no le suponía ningún problema pero que ahora le cuesta mucho, como una reunión de trabajo. Hay veces que la ansiedad nos puede y aguantamos, seguimos tirando, pero un día nuestro cuerpo nos dice hasta aquí. Esas situaciones que no podemos controlar lo que nos está ocurriendo es un buen momento para pedir ayuda.

“Entre el 35% y el 50% de las personas que tienen un problema de salud mental no reciben o no tienen un tratamiento adecuado”

–Muchos afectados hablan de largas listas de espera. ¿Hacen falta psicólogos?

–Por supuesto. Necesitamos más puestos de psicología en la salud pública. Tenemos que tener en cuenta que el 12,5% de problemas de salud de la población son de salud mental. No es el cáncer, no son los problemas cardiovasculares. Y un 12 es un número muy alto de todos los problemas de salud. Por ello es necesario que esa demanda se atienda. También existen asociaciones, como la nuestra, en las que se ofrecen ese servicio pero es completamente necesario que haya más psicólogos en la salud pública para una detección precoz. Es algo que muchos compañeros que tengo en el ámbito clínico comentan. El tiempo de tratamiento para cada paciente es muy limitado y en ocasiones tienen que dar cita para dentro de una semana cuando saben que esa persona necesita la ayuda mañana.

–Los profesionales han alertado que se han incrementado los problemas de salud mental en los últimos tiempos.

–A raíz de la pandemia ha habido un gran aumento. La ansiedad de la situación, los riesgos que veíamos continuamente en televisión... Eso lo ha incrementado todo. También el tiempo de soledad, el tiempo que hemos estado parados, ha sido un momento de mirar hacia dentro y pensar en los problemas que estábamos teniendo, por lo que ha reactivado muchos de ellos que estaban tapados por el día a día.

–Además de una buena valoración, ¿Qué importancia tiene el entorno familiar en la recuperación?

–Es un factor primordial. De hecho en la asociación intervenimos mucho más con familias que con los usuarios porque al final nosotros los vemos una vez por semana durante una hora u hora y media pero los familiares son los que realmente pasan el grueso del tiempo con ellos. Por ello es muy importante que esa persona tenga pautas de comportamiento y un vehículo de descarga.

“Es complicado el paso de decir ‘tengo que pedir ayuda’. Existe una tendencia social que nos empuja a aguantar y eso nos impide darnos cuenta”

–La mayoría de las veces vinculamos los problemas de salud mental a personas adultas pero lamentablemente no siempre es así...

–Es algo que ha aumentado con el paso del tiempo y tenemos que tener claro que la mayor parte de trastornos mentales, alrededor del 75%, se diagnostican antes de los 18 años. Es muy fuerte. Estamos diciendo que la mayoría de trastornos mentales se inician en la adolescencia. En la prevención es donde hay que hacer hincapié. Hay que elaborar programas educativos de detección, de prevención, para que los chicos y chicas puedan darse cuenta de cuándo empiezan a desarrollar un problema. Frente a eso tenemos ahora mismo la adicción a las nuevas tecnologías. La adicción a las nuevas tecnologías es un canal en el que podemos tapar, obviar o bloquear todos los problemas que tenga en mi vida. La adicción a las nuevas tecnologías funciona bidireccionalmente. Puede ser causa y consecuencia. La adicción a las nuevas tecnologías es un problema en sí real pero además son utilizados para evitar problemas familiares, escolares, laborales, sociales, etcétera. Y eso es una realidad. Hace 20 o 30 años la evitación que estaba más en auge era el alcohol pero hoy en día son las nuevas tecnologías, mucho más accesibles. Es decir, noto que estoy triste pero si me pongo un vídeo dejo de estarlo y con ello evito esa emoción. Es algo que está ocurriendo.

–Los medios de comunicación no informamos de los suicidios para que no se produzca lo que se denomina un efecto imitación. ¿Hacemos bien?

–Es un tema controvertido. Es un problema que afecta a muchísima gente y el estigma está presente. Al final está en la mente de esa persona y por silenciarlo no se va a ir. De hecho puede que se sienta más solo a la hora de afrontar el problema. Yo estoy a favor de que se normalice, se hable y se trate como un tema más del día a día.

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