

Secciones
Destacamos
Hablar de Miguel de Unamuno (1864-1936) implica no solo referirse a uno de los grandes pensadores, escritores, ensayistas y filósofos españoles de finales del siglo XIX y principios del XX (el mayor referente y maestro de la generación del 98), sino también a un magnífico conversador y comunicador, ya fuera a través de sus clases magistrales en la Universidad de Salamanca, de la que fue rector durante 16 años (aunque en tres periodos diferentes), de sus tertulias y de las miles de cartas que envió a lo largo de su vida a las más diversas personas y personalidades de los más variados y dispares ámbitos de la sociedad del momento.
Pero tal vez pocas de estas cartas tengan un significado tan especial para los estudiosos de la vida y obra del pensador vasco como la remitida el 7 de diciembre de 1936, apenas veinticuatro días antes de su repentino fallecimiento, al entonces incipiente escritor norteamericano residente en París, Henry Miller. Y es que a día de hoy esta es la última carta conocida escrita de puño y letra por Unamuno, una misiva que nunca llegaría a su destino.
Y es que según recoge el investigador Carlos de Sá Mayoral en su último libro sobre el rector perpetuo de la Universidad de Salamanca, todo hace suponer que desde el 12 de octubre de 1936, cuando tuvo su famoso incidente con Millán Astray en el Paraninfo del Estudio Salmantino, el Servicio de Información Militar (SIM) seguía muy de cerca los pasos de Unamuno hasta el punto de intervenir su correspondencia. Esta última misiva, que además iba con destino al extranjero, así lo refrenda. Es más, hasta fue objeto, a tenor de su contenido, de un informe por parte de los servicios de información. Casualidad o no, doce días después moría en «misteriosas circunstancias» en su residencia de la calle Bordadores, donde vivía en una especie de reclusión domiciliaria. Así lo recoge el referido investigador Carlos Sá Mayoral en su libro titulado «Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de Estado? Henry Miller y Francisco Franco en la desaparición del escritor».
Después de los años, dicha carta se conserva en la actualidad en los fondos de la Casa Museo Unamuno de Salamanca, propiedad de la Universidad, y una copia se muestra actualmente en la exposición que hasta el 8 de diciembre puede admirarse en la Biblioteca Nacional bajo el título «Unamuno y la política. De la pluma a la palabra», un compendio de la exposición que pudo contemplarse en la Hospedería Fonseca de la Universidad de Salamanca entre octubre de 2021 y marzo de 2022. En total se han seleccionado 165 obras, originales y gráficas, entre las que el visitante podrá encontrar manuscritos, artículos de prensa, fotografías familiares, imágenes de la vida universitaria y de su vida política, así como objetos diversos. De las obras originales seleccionadas, 38 proceden del Archivo de la Universidad de Salamanca de la Casa Museo Unamuno y del Centro Documental de la Memoria Histórica; pero hay también una veintena de obras recuperadas de la Biblioteca Nacional. Entre las piezas más sugerentes, destaca un audio de la voz de Unamuno, el único conocido (aportado por el CSIC), recitando alguno de sus poemas.
Pero no es más que uno de los múltiples ejemplos epistolares que jalonan la vida de Unamuno. Los hispanistas Jean-Claude y Colette Rabaté, grandes estudiosos de la obra del pensador vasco, calculan que en la actualidad se conservan unas 3.000 cartas de Unamuno, pero se estima que otras muchas se han perdido, aunque resulta imposible aventurar una cifra. Un dato que podría ser relevante es el gran volumen de correo espistolar dirigido a Miguel de Unamuno que se conserva en la Casa Museo de la Universidad: unas 25.000 cartas. Para estos dos estudiosos se trata del «gran epistolario del siglo XX, ya que ningún escritor escribió tantas cartas ni tan valiosas», subrayan estos dos investigadores.
En términos similares se ha pronunciado también el escritor y dramaturgo salmantino Pollux Hernández, quien lamenta la pérdida ingente de misivas remitidas por el que fuera rector de Salamanca.
El archivo de la Casa Museo Unamuno, que guarda buena parte del epistolario del rector salmantino, también conserva en su interior la última carta conocida escrita por el pensador vasco. Una de las más de 3.000 misivas remitidas por Unamuno y que en la actualidad se conservan, ya que también se guardan las cerca de 25.000 cartas que a lo largo de su vida recibió el propio rector, ya que era una persona que lo guardaba todo. Gracias a estas cartas, los investigadores han logrado acotar las principales ideas, inquietudes y reflexiones del pensamiento unamuniano.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.