«Yo transmito ahora la tradición de San Blas a mis nietas»

La Catedral Vieja de la capital salmantina se llenó este lunes de júbilo con motivo de la festividad de San Blas, muy arraigada en la provincia. La tradicional eucaristía diaria incorporó un rito especial, la bendición de las gargantillas de colores que los feligreses portan en el cuello hasta el Miércoles de Ceniza pidiendo la protección del Santo frente a problemas de garganta o infecciones respiratorias.

«Desde 2019 decidimos tomar el testigo de la celebración de esta tradición que se mantiene en muchos pueblos de la provincia. A los creyentes nos reconforta pensar que San Blas nos protege la garganta para alabar, cantar y bendecir al Señor», explica José Luis Sánchez, canónigo de la Catedral. El párroco pone el foco en la importancia de mantener las tradiciones: «Es importante que no las perdamos. Adoptamos algunas que no son nuestras y nos olvidamos de aquellas que nos han transmitido padres y abuelos», lamenta.

Carmen Figón acudió un año más a por gargantillas para toda su familia. «Representan la devoción de los fieles y las raíces de muchos pueblecitos de la provincia. Es parte de nuestra cultura», explica. Junto a ello, recuerda que sus abuelos y sus padres le inculcaron la fe en San Blas y de sus manos recibió las primeras gargantillas cuando solo era una niña: «Yo ahora le trasmito esta tradición a mis nietas», asegura.

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