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En algunas zonas del Campo San Francisco, personas sin techo han arrojado sus mochilas, colchones y enseres. ALMEIDA
El testimonio de los vecinos que sufren los incívicos comportamientos de los sintecho

El testimonio de los vecinos que sufren los incívicos comportamientos de los sintecho

Los establecimientos trasladan sus quejas por los olores de la calle y los problemas que surgen: «Ayer se desmayó uno de ellos en la puerta con una botella de Whisky»

María Regadera

Salamanca

Sábado, 12 de agosto 2023, 18:48

Sheila trabaja en un negocio del barrio. Es conocedora de los problemas a los que se enfrentan los vecinos por dos vías: los clientes de su establecimiento y los vecinos del edificio en el que reside. «Orinan y hacen sus necesidades justo enfrente de nosotras», afirma, mientras señala un cristal que deja ver la escena que se repite cada día junto a los contenedores del Paseo de Carmelitas, esquina con Crespo Rascón. Ella misma ha llamado en varias ocasiones a la Policía: «Hemos tenido que tapar con carteles unas escaleras que subían del recibidor de nuestro establecimiento a un edificio de una comunidad de vecinos. Se colaban por ahí y hacían sus necesidades», reconoce Sheila. Mientras están en continuo diálogo con las comunidades de vecinos, recuerda que «es una situación complicada para un barrio tan céntrico».

Miguel también es propietario de un negocio de la zona. «Por el cruce de Crespo Rascón con Carmelitas no se puede pasar, el olor es insoportable y más con el calor que está haciendo», afirma. Asimismo, asegura que lo que disgusta a los vecinos son las conductas diarias: «Ellos no se meten con nadie y cuando les das propina son agradecidos. Todos los vecinos estamos de acuerdo con que el principal problema es la higiene», reconoce Miguel. También ha visto en alguna ocasión a miembros de ONG ofrecerles su ayuda y sus servicios: «Han venido en varias ocasiones, el problema es que estas personas tienen ya una rutina y es muy complicado sacarles de ahí».

Jesús es un vecino de Carmelitas. Es consciente de la situación que está viviendo el barrio y cuenta a este periódico que llevan así desde hace varios años. «En la esquina de Carmelitas había un quiosco portátil. La persona que llevaba ese establecimiento tuvo que cerrar porque no era capaz de aguantar la situación. Olores, borracheras, algunos días la cosa se iba de madre», afirma el vecino.

Las comunidades de vecinos se han unido para trasladar sus quejas a través de la asociación del barrio con la esperanza de que la situación pueda solucionarse en la menor brevedad posible.

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