Secciones
Destacamos
Detrás de Delgado se esconde el compositor y multiinstrumentista salmantino Javier Heras, que este viernes a las ocho de la tarde aterriza con su banda en el Casino para presentar su primer LP 'Es más feroz la vida'. Tras una primera etapa marcada por el intimismo, la propuesta actual de Delgado se acerca al indie folk en castellano con melodías luminosas y estribillos pegadizos al servicio de unas letras profundamente poéticas.
¿Qué hace un periodista como tú con una guitarra como esta?
—Buscar las profesiones que menos rico me pueden hacer (se ríe). Aunque no tienen nada que ver, tampoco me parece descabellado que un periodista quiera también componer canciones o escribir libros o pintar... Son, al final, distintas maneras de comunicarse. Yo siempre quise ser periodista y a la vez siempre quise ser músico. Son las dos pasiones que me han acompañado siempre, aunque ahora la música ocupe un lugar más primordial.
¿Y qué puede esperar el público de un tipo que se ha recorrido media España tocando a los Beatles?
—Es cierto que he pasado nueve años girando con The Details, un grupo con el que hacíamos versiones muy fieles y trabajadas de los Beatles. Me gustaba mucho, pero al final podría resultar monótono y yo quería buscar mi propio discurso. Son conciertos muy diferentes. Lógicamente, es más fácil llenar un teatro en Huesca con canciones de Lennon y McCartney que actuar en una sala para una treintena de personas en Valencia con mis temas. Pero sí puedo decir que el concierto de este viernes tendrá mucha energía, arreglos muy trabajados, unos músicos increíbles y canciones que pueden conectar con prácticamente todo el mundo. No creo que sea una cosa solo para oídos selectos.
Al terminar el concierto que ofreciste hace año y medio en el DA2 para presentar «¿Hay alguna forma de dolor que haga soportables las demás?» te comenté que echaba de menos un poco más de pop en tu música. ¿Has explorado esa línea?
—En aquel formato aparecía absolutamente desnudo, era yo solo, guitarra y voz. Yde aquel primer disco a este segundo hay un esfuerzo consciente de intentar que las canciones sean, al menos, más pegadizas. Me apetecería mucho que alguna de ellas tuviera la capacidad de quedarse en la memoria del público, que se pudieran tararear. Pero, aunque las canciones tienen una estructura más pop, los temas de los que hablo en ellas siguen siendo profundos, como el miedo a la muerte, la traición, la insatisfacción de los jóvenes ante el devenir de las cosas...
¿Por qué haces folk?
—Es algo inexplicable. A mi familia siempre le ha gustado. Mi madre escuchaba a Leonard Cohen;mi padre a Simon & Gartfunkel, con lo cual es música que me ha acompañado desde la infancia. Y mis autores favoritos son norteamericanos y siguen esa línea, desde Neil Young o Bob Dylan hasta Sufjan Stevens, Bon Iver o Wilko. Sus letras son densas, y eso conecta mucho conmigo, pero a la vez las melodías son fáciles de recordar, son sencillas, directas. No sé por qué, pero vibro con ese tipo de música.
¿Cuánto de Salamanca hay en tus canciones?
—Mucho. El noventa por ciento están escritas o terminadas en Candelario. Todos los veranos me voy a pasar unos días a una casa de mi familia y allí me encierro a leer poesía y a escribir. Apenas salgo para dar un pequeño paseo al atardecer y no paro de trabajar y sacar todo lo que pueda de dentro de mí con una disciplina férrea. Así que Salamanca -donde empecé a cantar en salas como El Savor o El Musical- y Candelario están muy presentes en mi música. Pero vivo en Madrid desde hace quince años y también hay una parte urbana, de metrópoli, en mis temas.
¿Y cuánto de autobiográfico?
—Diría que todo, claro. Es imposible desvincular las canciones de quien las escribe. En prácticamente todas hablo de las preocupaciones que tengo, de mis sentimientos, emociones, reflexiones o dudas morales incluso. Soy muy transparente en mi forma de presentarme ante los demás. El proyecto se llama Delgado, como mi segundo apellido, y aunque en el disco hay una producción evidentemente, no hay grandes efectos ni un tratamiento vocal como por ejemplo con autotune. Es todo muy natural. Me reservo poco, la verdad.
Vas a cumplir cuarenta años, ¿realmente es más feroz la vida?
—Ja, ja, ja. No había pensado en el vértigo de cumplir cuarenta. La verdad es que solo he estado intentando cumplir algunas metas sin pensar en la edad que tengo ahora mismo. Pero sí que creo que el amor a la vida y la pasión por lo que uno hace y por las personas que te rodean son el motor de todo. Así que, por supuesto, que es más feroz la vida, siempre se impone.
¿Crees que alguna vez harás música que podríamos denominar como comercial?
—Lo más probable es que no. Uno al final tiene que escucharse a sí mismo y saber cuál es su discurso, cuál es su voz.Se trata de un proceso de búsqueda largo que lleva una cantidad enorme de tiempo y de quebraderos de cabeza. Entonces, cuando uno encuentra ese lugar, si resulta que esa música no es la comercial o la imperante en lo que más se vende en esos momentos, lo único que ocurre es que resulta más difícil vivir de esto. Sé que quizás esta música no es precisamente la que mueve las masas, pero no me preocupa.
¿Y vives ya de la música?
—Ni loco. Pero es que en este país solo viven de la música grupos o solistas que llenan el Bernabéu. Hay un montón de grupos indie absolutamente respetables y conocidos que no pueden hacerlo y sus componentes mantienen sus trabajos. Al revés, la música es una inversión perpetua. La gran cantidad de dinero que te vas dejando por el camino es inconcebible. La gente no se hace a la idea de lo caro que es grabar, hacer materiales para redes, videoclips, fotografías, las portadas de los discos, fabricar vinilos, contratar una banda, moverte con ella... Todo es carísimo. Al final, el retorno te llega de otra manera. No sé cómo decirlo para que no suene naif, pero es un retorno de espíritu que te hace sentir feliz cuando llegas con tus canciones a gente que no te conoce de nada y que, de repente, conecta contigo. Ojalá algún día pueda vivir de esto, pero no es lo que más me inquieta ahora mismo.
¿Cómo consigues rodearte en tus proyectos de artistas con tanta luz?
—Por un lado, tengo mucha suerte. Es un círculo pequeñito pero glorioso, de gente muy generosa y con muchas ganas de compartir música. Desde mi productor Txarlie Solano y el ingeniero Dany Richter hasta la maravillosa banda de músicos que me acompaña como María Muriel, Diana Erenas, Rodrigo Ramírez y Álex Riquelme. Son increíbles, al igual que los colaboradores del disco como María Blanco (Mäbu) o Alberttinny (Izal).
El otro día apareciste en Los Conciertos de Radio 3 en La 2. Ese escenario no lo pisa cualquiera...
—Es una de las mejores cosas que he hecho, seguro. Y se lo tengo que agradecer a Ana, una jefa de comunicación que he tenido durante un par de meses. Pero un proyecto es algo más que su exposición y su visibilidad. A mí me parece que tener dos discos, tener una banda y tener un discurso propio es lo que, de momento considero mi mayor logro.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.