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Jueves, 1 de septiembre 2022, 19:06
Los empresarios consideran una catástrofe el imparable encarecimiento del recibo de la luz, después de que haya acabado el mes de agosto con el segundo precio más caro de la historia. Los responsables de los negocios confiesan que un mes bueno acaba con una cuenta de resultados negativa por este sobrecoste. Así lo reconoce el presidente de la Cámara de Comercio de Salamanca, Benjamín Crespo. “Hay más trabajo, hay que contratar a más personal y este verano debido a la subida de la electricidad en muchos casos las cuentas de explotación son negativas”. Subraya que “en general, para todo el mundo, la situación es catastrófica”.
Como representante del comercio —es presidente de AESCO— destaca que el sector no puede reducir más el consumo. “Los empresarios miramos el coste de la luz porque es uno de los gastos más importantes que asumimos”, no obstante, añade que en algunos aspectos no pueden economizar. “No se pueden parar los congeladores ni las cámaras de productos frescos. Subir de 25 grados es imposible en establecimientos de productos frescos”. Confiesa que ve con optimismo el invierno, “pero con bastantes dificultades”. Como salida de esta situación, apuesta por concentrar sectores. “Al final hay que pensar en que las empresas se agrupen para compartir gastos, como el del transporte que también se ha disparado de manera exponencial”.
En este sentido, Alberto Jiménez, propietario de una pescadería en la avenida de Italia, reconoce que el recibo de la luz se come entre un 15% y un 20% del beneficio mensual. “Este mes he pagado 200 euros más que el anterior y prefiero ni comparar con el año pasado”. Mataderos y empresas de chacinería están también entre las grandes damnificadas por el encarecimiento de la electricidad, fundamental para el funcionamiento de las cámaras y de las cadenas de producción.
“Facturamos mucho sin ver beneficio”, confiesa Luis Romero, responsable de SAF —del Grupo Fernando Corral—. “Los gastos de luz se han multiplicado por cuatro. Tenemos nueve industrias dentro del grupo y todo va con luz, también los almacenes frigoríficos y de congelación”. Calcula que el coste de la congelación de carne y tocino ha pasado de entre 8 y 10 céntimos el kilo a los 30 actuales, “y vamos a más”. Trabajan con empresas de almacén frigoríficos que han pasado a revisar las tarifas a la semana, cuando antes contrataban un precio anual. “Algunos compañeros me dicen que a ellos solo le han subido la luz un 100%, a nosotros entre un 300% y 400%”.
En cuanto a la posibilidad de parar la actividad mientras los costes energéticos les lleven a trabajar a pérdidas, confiesa que en su caso es impensable. “No podemos parar nuestros compromisos con los proveedores y los clientes, pero no me extrañaría que haya industrias pequeñas que decidan parar o reducir la producción como ya ocurre en Guijuelo”. El gremio de los hosteleros también es de los que más depende de la electricidad, por el uso de cafeteras, cámaras, iluminación y aire acondicionado. “Haciendo lo mismo que el año pasado, este mes he pagado 1.000 euros más de luz. No me extraña que algunos compañeros se planteen si merece la pena tener un negocio”, confiesa Jorge Moro, presidente de la Asociación de Hostelería. “Tenemos socios que han pagado burradas aún con placas solares. Este es uno de los asuntos más graves hoy en día, porque hay gente que no aguanta este incremento de gastos”.
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