Una prueba de acceso a la Universidad diferente. Los exámenes de la EBAU que acogía este viernes el Edificio FES tenían la peculiaridad de que quien se sentaba delante de los folios no eran mayoritariamente chavales recién salidos del instituto, sino hombres y mujeres que buscan dar un giro a su vida.
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A lo largo de cuatro aulas de la Facultad de Economía se decidía el futuro de decenas de aspirantes a universitarios, algunos de ellos bastante experimentados, ya que una de las pruebas estaba prevista para mayores de 45 años. Roberto García, con 51 años, era el más mayor de cuantos se presentaban. Salmantino y técnico de cuidados auxiliares de enfermería, llegaba sin presión y con buen humor al examen y salía encantado de que este sea el primera paso para cumplir su sueño: «Lo que busco es poder cursar enfermería, que es lo que realmente me gusta. Hemos hecho un examen de lengua y ahora si apruebo tendré una entrevista que será la que me permita o no entrar a la facultad el próximo curso».
Precisamente el grado de Enfermería es el principal objetivo de buena parte de los aspirantes: «Trabajo como auxiliar y el reto es tener la titulación para seguir progresando. Se gana bastante más dinero y es un profesión que me encanta, puedo decir que es vocacional», explicaba Lourdes Baciero, de 34 años, antes de enfrentarse al examen y con los nervios a flor de piel. Junto a ella, compartiendo confidencias, estaba a la puerta del aula 220 Noelia Sánchez, de 40 años. Ambas compartían academia en la que se han preparado la EBAU:«se trata de una profesión con muchas salidas profesionales, muy demandada aquí en Salamanca», indicaba Noelia, que se encuentra actualmente en el paro.
El mundo de la empresa es otro de los sueños de quienes se examinaban ayer. Saúl Tendero y Cristian del Teso, de 28 y 26 años respectivamente, tienen como objetivo acceder a alguno de los grados formativos de este campo. Reconocían llevar desde antes de fin de año estudiando para esta prueba. Confiaban en que los profesores fueran benévolos y en que se tuviera en cuenta el tiempo que muchas de estas personas llevan sin estudiar en un centro educativo: «Se nota el hábito de estudio. Es más sencillo para los más jóvenes», explican.
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