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La Gaceta
Salamanca
Viernes, 4 de abril 2025, 18:46
Su éxito en dos festivales tan importantes como la Berlinale (Premio del Público en la sección Panorama, premio de la CICAE) y el de Málaga (Mejor Película, Actriz, Actor, Premio del Público) bastaría para cualquier otra película, pero no para Sorda. Porque Sorda se ha convertido en un hito de nuestro cine: el primer filme español 100% accesible, con una actriz protagonista no oyente (Miriam Garlo) y con todas las sesiones subtituladas al castellano. La ópera prima de la murciana Eva Libertad (1978), realizadora y también guionista, amplía su cortometraje homónimo, nominado al Goya en 2022, para retratar las dificultades de la comunidad sorda. Y las barreras que le impone una sociedad no preparada. Situaciones absolutamente básicas, como por ejemplo un parto: sin intérprete de signos presente, y sin posibilidad de leer los labios a enfermeras o matronas (que llevan mascarillas), ¿cómo puede comunicarse una mujer? De ahí que Libertad se refiera a una «violencia social», porque el resto de la población ni se plantea estos problemas, ni parece preocuparse por facilitar las cosas o adaptarse mínimamente. Aparte de abrirnos los ojos a esa realidad, la autora reivindica la riqueza de la diversidad humana. Sorda se estrena ya en Cines Van Dyck.
El argumento sigue a una pareja joven, feliz y enamorada, que interpretan Miriam Garlo (hermana de la directora en la vida real) y Álvaro Cervantes (Adú, 42 segundos), quien durante un año aprendió lengua de signos para el papel. En la trama, él es oyente y ella no; eso nunca les ha supuesto un problema… hasta que deciden tener una hija. Si ya en el embarazo afloran sus miedos sobre la crianza y la comunicación, la pareja sufre una crisis después de que nazca, cuando han de esperar unos meses para saber si la pequeña ha heredado la condición de la madre (tiene un 50% de posibilidades). En ese momento ella experimenta la soledad, la culpa, el estrés, el rencor, la incomprensión de su entorno. Para el guión, Eva Libertad se basó en testimonios reales de madres sordas y también en la propia experiencia de Miriam, que cuando se planteó si ser madre hizo una lista de miedos (y ocupaba dos páginas). Así, la protagonista se aleja de todo arquetipo: tiene aristas, contradicciones, envidias, egoísmo; por eso su retrato resulta tan veraz, tan humano, nunca condescendiente ni simplista. Crudo pero luminoso, aprovecha el impecable trabajo de sonido (y de su ausencia) como recurso narrativo. A partir de una puesta en escena sobria, de un naturalismo intimista, Sorda visibiliza con realismo y con ternura, con inteligencia y con delicadeza.
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