Del sol del Caribe al frío de las calles de Salamanca: «Lo sientes hasta dentro de los huesos»

Luis, Ángel y Steven son tres venezolanos que, producto de la crisis política y económica que vive su país, actualmente trabajan en Salamanca como 'riders'. Durante los últimos días los tres hombres se han visto obligados a trabajar en temperaturas negativas. Una circunstancia difícil de soportar para cualquier y a la que estos venezolanos, en cuyo país la temperatura media no desciende de los 20, no se había enfrentado nunca antes.

«Cuando uno llega aquí es que conoce por primera vez el frío de verdad. Nosotros que venimos del Caribe no habíamos visto temperaturas así jamás en nuestras vidas. Yo soy de La Guaira, puro sol y playa. Imagínate cómo estoy aquí que esta mañana estábamos a -9 grados. Toca aguantar porque hay que trabajar, pero el frío es una cosa que lo sientes hasta dentro de los huesos. Con estas temperaturas no hay abrigo que valga. Las peores horas son las de la madrugada cuando estamos haciendo el último pedido, que el viento te quema las manos. Por eso siempre llevamos guantes, pero el frío es tanto que, por más gruesos que sean los guantes, se pasa a través de la tela y sientes las manos heladas», explica Steven.

Frente a estas gélidas temperaturas, los riders recurren a varias capas de ropa para lograr calentarse. «Hay que tener un buen abrigo y luego ponerse varias capas abajo. En la parte del pecho mínimo una térmica, un suéter y el abrigo. En las piernas una licra, también de las térmicas, y el pantalón. Más los guantes, el gorro, el cortaviento, que para las noches tengo uno que me cubre toda la cara, y varias capas de calcetines», cuenta Ángel Chirinos.

«Lo único que uno puede hacer es abrigarse lo más posible y aguantar. Usar muchas capas de ropa, tomar bebidas calientes, intentar mantenerse en movimiento y buscar el sol, pero con este frío ni el sol es suficiente para calentarse», relata Luis Sandoval.

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