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Salamanca
Lunes, 3 de marzo 2025, 05:50
El primer día que Germán Román, nombre ficticio para proteger su identidad, entró en una casa de apuesta lo hizo de manera inocente: «Era para echar unos eurillos con los amigos y divertirnos», confiesa. Sin embargo, lo que no se esperaba el joven, que hoy tiene 23 años, fue que ese momento cambiaría su vida para siempre.
Desde su primer contacto con el juego han pasado cinco años. Un periodo de tiempo marcado por la lucha contra una adicción que en un punto llegó a controlar su vida. «No me di cuenta en que momento se salió de control. En principio iba con mis amigos a divertirme, pero luego poco a poco mis amigos se cansaban y se iban y yo me quedaba ahí. Cada vez empecé a pasar más tiempo jugando. Se vuelve una obsesión hasta el punto que no piensas en más nada. En ese momento yo tenía una novia y cuando estaba con ella no hacíamos casi nada porque yo estaba todo el día en el móvil jugando a la ruleta», relata el joven salmantino.
Así, de a poco el juego fue tomando el control de la vida de Germán hasta llevarlo a alejarse de su círculo. «Me dejó mi novia, mis amigos empezaron a dejarme de lado porque estaban cansados de que siempre que salíamos tenía que invitarme porque yo nunca tenía dinero. Cogí trabajos con condiciones terribles solo para poder seguir apostando. Me la pasaba trabajando en jornadas larguísimas y nunca tenía un duro porque todo lo gastaba en las apuestas. Trabajaba todo el mes y cuando cobraba el dinero me duraba tres días. Entre el uno y el tres ya me lo había gastado todo apostado. En un punto la vida se me vino abajo, mis amigos decidieron que las cosas no podía seguir así y le avisaron a mi hermana lo que estaba pasando. Ahí mis padres me buscaron ayuda profesional. Yo iba a las terapias contra mi voluntad. Me negaba a aceptar que tenía un problema, pero con el tiempo me di cuenta que es lo mejor que me pudo haber pasado. Recuperé mi vida. Y lo que tengo ahora no lo cambio por nada», resalta Germán.
A pesar de una recuperación exitosa a su espalda, Germán es consciente que un mínimo desliz lo puede regresar a ese periodo oscuro. «Un simple rasca de 50 céntimos se puede convertir en tu ruina porque no van a ser uno, sino 50 o 100 hasta que ganes algo o te quedes sin dinero. Es algo muy serio y es necesario que la gente este prevenida contra los riesgos de las apuestas», opina.
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