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Alumnos del centro de Educación Especial La Cañada durante el acto de aniversario. Laya
«Me diagnosticaron TEA con 28 años de vida y me ayudó a entenderme»

«Me diagnosticaron TEA con 28 años de vida y me ayudó a entenderme»

Silvia Pallarés es una adulta con TEA que fue diagnosticada casi tres décadas después de su nacimiento: «Le da respuesta a todo lo que me había pasado»

María Regadera

Salamanca

Viernes, 12 de abril 2024, 09:12

Silvia Pallarés acudió ayer a la Plaza Mayor para disfrutar de la celebración del 30 aniversario del Centro de Educación Especial La Cañada, un colegio para jóvenes con Trastorno del Espectro Autista. Ella fue diagnosticada con TEA a los 28 años.

Silvia también fue una niña como los jóvenes que se sentaban justo delante de ella, aunque vivió su juventud con un aluvión de preguntas hacia si misma que no pudo contestar hasta después de casi tres décadas de vida: «Con el diagnóstico, mi día a día cambio por completo. Le dio respuesta a todo lo que me había pasado a lo largo de la vida. Aunque sigo siendo la misma, te ayuda a entenderte», afirmó.

Asimismo, puso en valor la labor de la Asociación Ariadna y del centro La Cañada. «Es fundamental visibilizar, que se sepa que existimos, que estamos, que crecemos y que no solo hay necesidades cuando estas en edad escolar, también después», resaltó.

Mariano Pérez y Conchi Díaz: «Como familia ya no le das valor a cosas insignificantes o materiales»

Mariano Pérez y Conchi Díaz son los padres de Jacobo, un joven de nueve años que fue diagnosticado con TEA a los tres. «Nuestro hijo es alumno de La Cañada y no podemos estar más felices. El trabajo, el esfuerzo y la dedicación siempre hay que premiarlos. Hay muchas formas de trabajar, pero nosotros sabemos de primera mano la vocación que tienen sus profesionales y el amor especial que tienen a los niños. Es increíble», afirmó Díaz.

Su hijo Jacobo les colma de amor, aunque su trastorno supone para sus progenitores un continuo aprendizaje: «Él nos ha enseñado todo y nos sigue enseñando, pero con su diagnóstico nuestros valores y prioridades cambiaron. Como familia ya no le das valor a cosas insignificantes o materiales. Lo que te llena es el día a día, la felicidad, ver su sonrisa y disfrutar de los momentos juntos. Una familia normotípica lo tiene siempre y es lo normal. Nosotros valoramos más esas cosas porque carecemos de ellas y cuando las tenemos es muy gratificante.», explicó la madre.

Ambos forman parte de la Asociación Ariadna, un espacio en el que compartir sus experiencias con otros padres que viven una realidad similar: «Contar con el apoyo de otras familias es muy importante, ya que cuando entras en este mundo estás muy perdida. Ponerte al lado de una mamá con un niño TEA y hablar y darte cuenta que no estás sola es un soplo de aire fresco. Ayuda mucho a nivel psicológico y te das cuenta de que hay más gente que está en tu lucha», aseguró Díaz.

Susana López y Miguel Gutiérrez: «Entrar en este mundo significó una nueva vida»

Susana López y Miguel Gutiérrez son padres de dos niñas con TEA de 14 y 18 años. «Nuestra vida cambia porque somos los que les guiamos y acompañamos. Para nosotros, entrar en este mundo significó descubrir una nueva vida. Es importante encontrar un espacio en el que te sientas comprendida, aunque tampoco refugiarte en él a fondo porque sino te sientes saturada», explicó López.

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