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«En esta vida todos tenemos un precio. Me siento sucio, pero se gana mucho dinero», expresa un creador de contenido de Onlyfans salmantino que prefiere no desvelar su identidad. Tiene 27 años y es enfermero. Hace un año decidió unirse a Onlyfans para compaginar ambas vidas y no se arrepiente, aunque algunos meses no ha publicado contenido ya que comenzó una relación de pareja. «Tener una novia formal implica reducir las publicaciones o directamente no subir nada, es complicado que tu pareja lo entienda», asegura.
Onlyfans, con sede en Londres, es una plataforma de suscripción en línea para adultos que se fundó en el año 2016 y que permite ofrecer contenido pornográfico—imágenes, vídeos y audios eróticos o sexuales de todos los tipos y categorías— a sus seguidores a cambio de una tarifa mensual. Durante la pandemia la red social vio doblar sus usuarios y beneficios y actualmente acoge unos 1,5 millones de creadores y unos 130 millones de usuarios registrados.
Al principio, el salmantino se creó el perfil «de carambola», pero ahora es su alternativa para ganar dinero extra. «Es una vía muy fácil para conseguir dinero. Puedes subir todo tipo de contenido, desde fotos sin camiseta, en ropa interior, saliendo de la ducha...», explica el joven, que añade que utiliza otra red social—Instagram—para promocionarse.
Los creadores de contenido pueden recibir ingresos por tres vías: la cuota de suscripción, los mensajes de pago y las propinas. Estos llegan a recibir un 80 % de las tarifas y el 20 % restante se lo lleva la propia red social. «Por lo general las mujeres facturan más que los hombres, pues aproximadamente el 90 % de los consumidores son hombres», afirma. Asimismo, hay usuarios que activan la función de bloqueo para evitar que el contenido llegue a un país indeseado. En el caso del salmantino, no tiene restringido a ningún país.
«Mi suscripción es de 10 euros mensuales por usuario, pero se puede poner el precio que se desee, y hasta que no lo abonan, el contenido está restringido. Hay perfiles como el de la actriz 'Blac Chyna' que ingresan cantidades muy altas: unos 20 millones de dólares mensuales. En España, 'Gemma McCourt' gana unos 30 millones de dólares al año», manifiesta el salmantino.
Más allá de las suscripciones, los creadores también pueden ganar dinero con los mensajes de pago, con las propinas o realizando contenido por privado a través de WhasApp. «En ocasiones me piden material por WhatsApp y luego me hacen un Bizum», cuenta.
Según el joven, los consumidores son capaces de «pagar mucho dinero por placer»: «Pueden ofrecerte unos 200 euros por ver los pies, con fines sexuales y fetichistas, o 300 euros por quedar para tomar un café», explica. En su caso, casi el 100 % de los usuarios son homosexuales: «Me piden que sobrepase mis límites, aportan mucho dinero por fotos de los pies o de mis partes íntimas y me han llegado a ofrecer hasta 3.000 euros por una felación».
Además, en ocasiones realiza «promociones a sus usuarios»: «Por ejemplo hago un 30 % a los 10 primeros suscriptores y en vez de pagar 10 euros pues les cuesta siete euros al mes. Asimismo, muchas chicas han contactado conmigo para realizar colaboraciones».
Para él, la pornografía cada vez «es menos tabú», aunque cree que en Salamanca, a diferencia de otras ciudades grandes, «hablar de sexo sigue siendo silencioso y lento». Por ese motivo el joven ha preferido no comunicarle, todavía, la decisión a algunos familiares. «Tan solo lo saben mis amigos que les pica mucho la curiosidad, tienen mucha intriga. Algunos se han sorprendido y otros se han reído», comenta.
En la red social existe contenido generalmente sexual, por lo tanto, se requiere que los usuarios sean mayores de edad. Aún así es complicado, según el entrevistado, controles efectivos para evitar que menores de edad aparezcan en vídeos explícitos puestos a la venta o para evitar que los consuman.
Por otra parte, denuncia los casos de proxenetismo en la plataforma. «Los últimos estudios revelan que existen mujeres víctimas de explotación sexual a manos de proxenetas que se apropian de parte de sus ingresos. En ocasiones captan a mujeres de otros países o en situación de vulnerabilidad sin saber a lo que se van a dedicar y sin tener la libertad o la capacidad de decisión de qué tipo de contenido publicar, aspecto que sí tengo yo», concluye.
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