«Me siento más poeta que escritora de prosa, a pesar de que la poesía es más dolorosa»

Además de colaborar con LA GACETA, Isabel Bernardo tiene un gran recorrido en el mundo de la literatura, especialmente en la poesía. La salmantina ha seguido desarrollando su faceta como escritora, esta vez en el género del cuento. Llega a la Torre de los Anaya el 13 de junio a presentar 'Los gatos no hacen preguntas', su primer libro de relatos.

¿Cómo se define Isabel Bernardo?

Como una mujer de la cultura, fundamentalmente, en su sentido más amplio. Soy una mujer polifacética, eso siempre ha sido parte de mi carácter.

'Los gatos no hacen preguntas', ¿por qué este título?

Había que buscar un título que reuniera estos quince relatos y, la verdad, que fue una idea del director de Cuentenaria Narrativa. Me pareció divertido y además muy oportuno. Los títulos son importantes a la hora de identificar un libro. Y en los gatos existe misterio, seducción e independencia en el carácter. Justo lo que yo necesitaba para reunir a personajes con historias muy diferentes que conviven bajo un mismo título, sin problema y conservando su identidad.

Hace guiños a la ciudad de Salamanca en algunas de estas historias, ¿qué significa para usted Salamanca?

Salamanca es mi ciudad, es el lugar desde donde yo he podido percibir muchas historias o escuchar a mucha gente que me ha contado sus vidas. Lógicamente, quería dejar presencia de mi ciudad en este libro.

¿Cómo se siente al presentar su libro en su ciudad?

Me siento orgullosa, feliz de encontrarme con mi gente. Me gusta que la primera presentación de cualquiera de mis libros sea aquí. Luego ya iniciaremos el viaje de promoción a otros lugares, pero a Salamanca la llevo muy dentro y quiero que sea la protagonista de alguna manera en el primer andar de mis libros.

Escribir relatos es algo diferente a escribir otro tipo de obras, ¿cómo ha sido el proceso para escribir estos relatos?

Cada relato ha tenido una idea de origen y una fecha diferentes. No ha habido un elemento común entre ellos. Yo habitualmente me dejo llevar cuando tengo la necesidad de escribir un cuento o relato. A veces tienes en tu cabeza un protagonista o a alguien que has conocido y que no quieres dejar escapar porque inmediatamente lo interiorizas y adquiere una identidad narrativa. Esta compilación de relatos tiene fechas muy diferentes. 'Macho gato', por ejemplo, fue escrito en el año 2005, y al recuperarlo de mi archivo, me he dado cuenta de que por allí no ha pasado el tiempo y parece estar escrito con las inquietudes de los tiempos actuales.

Hay algunos relatos que ocupan incluso menos de una página. ¿Es posible contar historias en tan poco espacio?

Sí, es posible. Es el caso del primero y el último de los relatos. Es importante que, muchas veces, con cuatro 'pinceladas' se pueda dibujar una historia que podría continuar cualquiera de los lectores con ese gran imaginario que queda implícito y va más allá de la página del cuento. Ese ha sido el motivo de querer abrir y cerrar con esa puerta del microrrelato, para destacar la importancia que muchas veces tiene escribir cuentos. A veces las dificultades son muchas porque hay que presentar la trama, desarrollar el nudo y llegar al desenlace en muy poco espacio y eso exige mucha tensión y tener previamente la historia muy clara. Hay muy buenas historias en las que no es necesario decirlo todo para que se comprenda todo.

Tiene también una gran obra poética, ¿con qué se queda?

Son procesos totalmente diferentes. Yo me siento más poeta que escritora de prosa, sin embargo, la poesía me desnuda mucho más, desde el punto de vista interior. Creo que el proceso creativo de un poema es mucho más doloroso porque en él sale lo más vulnerable del poeta. La prosa te permite liberarte de ese dolor, alejarte de ti mismo. Sin duda, son procesos de escritura y tiempos diferentes.

¿Qué le inspira a la hora de escribir?

No creo mucho en la inspiración. Eso de que la inspiración te pille trabajando creo que es cierto. Escribo a diario, estén o no las musas a mi alrededor, porque ese es mi oficio. Las ideas llegan de forma absolutamente casual e inesperada: en lo que te cuenta la gente, en la sor presa de los lugares o los viajes, o, simplemente con la mirada. Realmente me inspira todo porque soy muy curiosa.

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