Cristhian Solano
Jueves, 1 de agosto 2024, 12:14
La satisfacción de comer una hortaliza plantada y cultivada por uno mismo es indescriptible. El cultivo de Huertos Urbanos como los ubicados en los alrededores de Huerta Otea es una actividad a la que cada vez se suma más gente.
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Los salmantinos que recurren a estas prácticas dedican gran cantidad de tiempo al cuidado de sus pequeñas parcelas, pero a cambio la balanza les gratifica con un sinfín de virtudes, como productos frescos, nuevas amistades con las que socializar o el hábito de una rutina para evadir el tiempo muerto en sus hogares.
Carmen Holgado lleva cuatro años con su huerto y explica cómo funcionan los terrenos situados en la ciudad charra. «El huerto tiene más o menos unos 45 metros cuadrados, da para lo que da», asegura la salmantina. Holgado indica también que cada temporada se rotan los cultivos. «Donde has puesto otros años los tomates, ahora pones lechugas; y donde estaban las lechugas plantas las zanahorias».
Su huerto dota de gran variedad de hortalizas, como tomates, pepinos, lechugas, zanahorias, frejoles, calabacines, pimientos y berenjenas. Otra de las salmantinas, Silvia Rodríguez nos cuenta que de su huerto extrae «lechugas, tomates, pepinos y calabacines». Lo más especial que ha llegado a plantar son fresas. Estas pequeñas frutas eran las que «más dedicación necesitaban, puesto que una vez que daba fruto casi todos los días había que recogerlas». Por esto, este año ha decidido no plantar fresas, debido al tiempo que tiene que invertir en su cuidado, aunque asegura que era la fruta más rica de su huerto.
Entre sus experiencias destaca el tamaño de los calabacines y los pepinos que recolecta, dado que según nos cuenta «los pepinos tienen el tamaño de un calabacín, mientras que los calabacines parecen sacados de un laboratorio, ¡son inmensamente grandes!». En algunas parcelas colindantes se pueden observar otros frutos y plantas como girasoles o calabazas, que también dotan de un tamaño considerablemente grande.
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El cultivo de tomates es una de las prácticas más habituales en los huertos urbanos, y en general en los huertos españoles. Estos requieren un clima cálido y soleado para poder crecer y ser recolectados.
La recogida de esta fruta suele realizarse entre 60 y 100 días después de trasplantar las plántulas, y entre 100 y 120 días de haber plantado las semillas.
Por lo general, en julio ya se han recolectado los primeros tomates de la temporada. Sin embargo, este año el retraso en la llegada del calor hacen que muchos aún se encuentren en estado de crecimiento y maduración, viendo las primeras coloraciones rojizas en parras donde aun predomina el color verde.
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Respecto a la dedicación diaria que emplean en el huerto, ambas han coincidido en que invierten «cerca de dos horas en el mantenimiento diario de sus cultivos. Rodríguez se acerca a su huerto todos los días para regarlo. «La época de siembra es la más dura, dedicas la mañana o la tarde entera durante un par de días. Tienes que estar muy pendiente de hacerlo bien». Acerca de los pesticidas, afirma que «no usa pesticidas, pero al estar situados cerca del río a veces atrae a mosquitos u otros insectos».
Holgado coincide en que un huerto «da mucho trabajo» y que «una vez comienzas a recoger los frutos sigues haciendo labores como la quitada de hierbas». Por lo tanto, aunque el tiempo invertido sea más reducido, sigue siendo significativo para llegar a cosechar un producto óptimo.
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Otro vecino destaca la labor social que realizan los huertos, «vivo solo, y bajar al huerto cada día me mantiene la cabeza ocupada y activa. En un mismo espacio cultiva mucha gente, y el roce diario hace que poco a poco se vaya adquiriendo confianza con aquellas personas que tienen su huerto al lado del tuyo». Los huertos son cultivados por gente de todas las edades y situaciones personales, por ello algunos destacan que el mejor regalo que obtienen de ellos es sentirse acompañado.
Carmen también incide en la afinidad que ha ganado con algunos 'vecinos de parcela', quienes están pendientes de sus cultivos cuando tiene que salir de la ciudad. «Cuando te vas de vacaciones, tus vecinos te proponen cuidártelo durante esos días», matiza la salmantina.
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