Salmantinos en misión contra reloj: «Ha sido una misión perfecta para los debutantes»

La especialización de los militares salmantinos del Cuartel General Arroquia les convierte en piezas clave en operaciones en el extranjero, como la desarrollada recientemente en Irak, donde dos contingentes han formado parte de las labores de repliegue de material español en la base estadounidense ubicada a 200 kilómetros al noroeste de Bagdad, la capital del país. El objetivo: desmontar tres hangares y material de dimensiones más pequeñas como grupos electrógenos o elementos de refrigeración y climatización con los que se dota a los hangares.

El teniente Prieto, el brigada Marcos y el cabo Hernández cuentan la experiencia del grupo durante el viaje. «Lo que hemos replegado ha sido la unidad de helicópteros que tenía desplegada el contingente español», comienza Prieto. Eran helicópteros utilizados para el transporte de material, pero principalmente de tropas a las zonas de operaciones. En mes y medio desmontaron dos tiendas enormes de 25 metros de ancho y 13 de alto y otra aún mayor, de 52 metros de largo y 25 de alto que se utilizaba para cobijar a las aeronaves. «Se trata de elementos prefabricados con piezas de acero, aluminio y lonas de alta resistencia», explica el teniente salmantino, que ahora el Ejército aprovechará en otras bases españolas. Era una misión especial contra reloj: en 90 días debía estar todo listo para volver a España. Precisamente esta urgencia contribuyó para que la operación fuera «miel sobre hojuelas».

«Ha sido una misión perfecta para los debutantes», valora el brigada Marcos, veterano en misiones en el extranjero: ha estado en Afganistán dos veces, en el Líbano, en la Antártida y esta ha sido para él la tercera ocasión en Irak. Es cierto que la reciente tensión entre Israel e Irán les obligó a estar pendientes de una posible respuesta por parte de Irak, que finalmente no se produjo. Por eso, «fue todo bien, ya podrían ser todas las misiones así», valora el brigada. En cambio había que cumplir con tiempos de trabajo estrictos y aguantar las temperaturas extremas de la zona. «Se pueden alcanzar máximas de 50 grados, mientras que durante el tiempo en el que hemos estado allí trabajamos a solo 2 sobre cero», añade. «El time-line se cumplió día a día y semana a semana, la climatología fue bastante buena», lo que ayudó, según el teniente Prieto, a que todo fuera según lo previsto. Los primeros en partir fueron cuatro militares especializados en electricidad y fontanería. Fue el pasado 30 de octubre, mientras que el resto del grupo se les unió el 5 de noviembre. Permanecieron en Irak hasta el 19 de diciembre, justo para volver por Navidad.

El estar en una base estadounidense les permitió vivir el día a día «a otro nivel». Tenían un campo de hierba artificial en medio del desierto «y los buffets de algunos hoteles de cuatro y cinco estrellas en los que he estado en España tienen bastante menos calidad del que teníamos allí», explica el brigada. Esto ayuda, según el teniente Prieto, a que la moral de la tropa «esté alta, se trabaje mejor y que no se generen malos rollos entre los compañeros», cuenta el teniente, recién llegado de Valencia, donde ha formado parte de las cuatro secciones que fundamentalmente ayudan a los Ayuntamientos a limpiar y despejar rondas, zonas verdes y barrancos como el conocido de El Poyo. «La DANA no ha dañado a medias tintas, o ha afectado al 100 % o no ha perjudicado nada». En un polígono despejaron el paso para acceder a una tienda de serigrafía y el propietario de un negocio de piraguas les pidió ayuda para despejar su aparcamiento, «todo cañas y barro como en la novela de Blasco Ibáñez». Metros y metros de escombros que llegaban a la altura de un niño. Ya han recuperado el servicio de electricidad, el suministro de agua y las comunicaciones, pero el barro y los coches arrastrados por el agua siguen en las calles, «especialmente en los barrancos».

«Está todo lleno de barro, un barro muy fino que imposibilita la entrada de máquinas para limpiar sobre todo en la zona de los barrancos, salvo las que tienen», añade. «La normalidad prácticamente ya la tienen, pero claro, para llegar al 100 %...».