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La Universidad de Salamanca, fundada en 1218, es la más antigua de España. Sin embargo, en Europa se le adelantan algunas como la de París, la de Bolonia o la de Oxford, la segunda más antigua del continente y la primera en el Reino Unido.
Ambas universidades, la de Oxford y Salamanca, tienen algo en común: son las más antiguas de dos mundos, el anglosajón y el hispano. La Universidad de Oxford lleva nueve siglos de continuidad sin interrupciones y, aunque la fecha del inicio de su recorrido no está clara, existen evidencias de que ya existía alguna forma de enseñanza en 1096, siendo además así una de las más antiguas de Occidente y Europa.
Esta universidad experimentó un rápido crecimiento en el siglo XII, cuando el rey Enrique II prohibió a los estudiantes ingleses formarse en la Universidad de París. El motivo que impulsó la decisión del monarca inglés fue una disputa que mantenía con el arzobispo Thomas Becket.
Thomas Becket, que cursó estudios en las universidades de Bolonia y París, fue un religioso católico elegido por el rey tanto por sus dotes como por su fidelidad a la corona, para lograr eliminar los privilegios del clero inglés y así tener autoridad absoluta en el reino. No obstante, en cuanto el religioso ascendió al poder, cambió radicalmente de actitud y mostró una gran austeridad y entrega a los pobres, así como una lucha incesante por conseguir mayor independencia de la Iglesia, lo que le confrontó con el monarca, quien acabaría asesinándole años más tarde.
Como no hay mal que por bien no venga, esta gran disputa entre monarquía y arzobispado incrementó la popularidad y el auge de la Universidad de Oxford, que en 1188 recibió la visita del historiador galés Gerald of Wales, documentarista del rey y con dos archidiócesis, quien realizó una lectura pública frente a los catedráticos.
Dos años más tarde, la universidad ya empezó a acoger estudiantes de ultramar, siendo Emo de Friesland, que se cree que nació en Groninga, actual ciudad de los Países Bajos, el primer estudiante que marcó la tradición internacional de esta institución académica.
En 1214 fue nombrado el primer rector y en 1231 los másteres obtuvieron el reconocimiento de universitas. En el siglo XIII, las disputas entre los habitantes de Oxford y los estudiantes promovieron la creación de las primeras residencias universitarias, que estaban controladas por un máster, siendo las de University, Balliol y Merton las más antiguas.
Con el tiempo, la universidad fue consagrando su fama y distinción entre papas y reyes, hasta que en 1355 el monarca Eduardo III rindió tributo a la institución por su labor académica.
Durante los siglos siguientes, la Universidad de Oxford mantendría diversas disputas con el Papado de Roma. John Wyclif quiso traducir la Biblia al inglés en el siglo XIV y, en el siglo XVI, el rey Enrique VIII forzó a la institución académica a reconocer su divorcio con la hija de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón.
En el siglo XVII, uno de los filósofos más importantes del mundo, John Locke, estudiante de Oxford, se vio obligado a abandonar el país por sus ideas empiristas, que primaban el conocimiento adquirido a través de la experiencia sensorial en vez de aquel transmitido por la tradición. En otras palabras, defendía la ciencia que demostraba las cosas frente a la religión que se transmitía generación tras generación como verdad absoluta.
No obstante, en el siglo XVIII, la religión experimentó un renacimiento con la creación de la 'Methodist Society', a la par que Edmond Halley descubrió el cometa que lleva su nombre. Sin embargo, uno de los momentos cumbre en la comunidad científica llegaría el 30 de junio de 1860, cuando en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, el biólogo Thomas Huxley y el obispo Samuel Wilberforce mantuvieron un intenso debate sobre las teorías de la evolución de Charles Darwin, siendo un momento clave en la aceptación de estas rompedoras ideas.
En 1920, las mujeres pasaron a considerarse miembros de pleno derecho en la universidad y, desde 1986, las residencias de estudiantes pasaron a ser paulatinamente mixtas, de forma que en 2008 todas ellas admitían estudiantes de ambos sexos.
Además, la importancia de la Universidad de Oxford no solo reside en su historia, sino en haber sido una institución en la que casi 50 graduados han obtenido un premio Nobel y otras grandes figuras como Oscar Wilde o J. R. R. Tolkien han estudiado entre sus paredes.
La Universidad de Salamanca es la más antigua de España y del mundo hispano. Su legado académico e impacto internacional que engloba la primera carta de Derechos Humanos, una fuerte implicación en la llegada de Cristóbal Colón a América, y la creación de nuevas universidad al otro lado del Atlántico, la consolidan como un referente indiscutible del conocimiento y la educación superior. Una institución en la que han estudiado o impartido clases figuras como Fray Luis de León, Fernando de Rojas, Luis de Góngora, Calderón de la Barca o Miguel de Unamuno.
Por otro lado, la Universidad de Óxford, la más antigua del Reino Unido y de la lengua inglesa, supone otro centro clave del saber universal, con grandes descubrimientos como el del cometa Halley, importantes filósofos como John Locke y cruciales debates como el de Thomas Guxley y Samuel Wilberforce entre los hitos y personalidades que han marcado la historia de esta institución académica.
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