Con una cobertura de vacunación del 93,6% a nivel de Castilla y León, y de más del 96% en la provincia, los salmantinos reciben con cierta calma la alerta sanitaria que la OMS ha lanzado en Europa por el espectacular incremento que se está registrando de los casos de sarampión.
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La Organización Mundial de la Salud advierte de que en 2022 se diagnosticaron menos de 1.000 casos en todo el continente, mientras que el pasado año ya fueron más de 42.000. Es decir, los contagios se han multiplicado por más de 40 en solo un año.
Sin bien es cierto que la cobertura de vacunación de España es bastante superior a la de otros países de Europa -sobre todo los del este-, no todas las personas que viven en el país nacieron en España y cumplieron con su calendario vacuna. Por este motivo también se está notando un incremento de casos: de 14 casos en todo 2023, a más de 100 diagnósticos durante el primer semestre de este año.
Desde la Consejería de Sanidad de Castilla y León se asegura que en 2024 no se ha detectado ningún caso de sarampión en la Comunidad, mientras que en 2023 hubo dos, pero ninguno fue en Salamanca.
Si el rastreo se hace más años atrás -es una enfermedad de declaración obligatoria-, las cifras de Salamanca siguen siendo las mismas: cero casos desde el año 2012, cuando se detectó un contagio, al igual que en 2011.
La situación es como para estar tranquilos, aunque existen ciertas franjas de edad que sí deberían permanecer alerta. Las autoridades sanitarias han puesto una fecha de corte que es el año 1978. Con los nacidos antes de esa fecha se da por hecho que han pasado la enfermedad, porque no existía la vacuna, la tasa de infección era muy alta -es más contagiosa que la covid- y en aquellos tiempos resultaba casi imposible librarse de contraer la infección.
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Cuidado con los nacidos a partir de 1978
A partir de 1978 empezó a utilizarse una primera vacuna frente al sarampión. Por este motivo, quien tenga menos de 46 años y no se haya vacunado debería cerciorarse de que, al menos, ha pasado la enfermedad. De lo contrario se expone a que el sarampión siga expandiéndose por el país y contraer una enfermedad que puede llegar a originar ceguera, neumonías y encefalitis.
El problema surge entre la población cercana a los 46 años, que no sabe si ha pasado la enfermedad y tampoco tiene una cartilla de vacunación en la que figure si fue inmunizado. Para esos supuestos, lo que se está recomendando es someterse a una serología: un análisis de sangre en el que se buscan anticuerpos específicos para un determinado virus. Lo mismo que se hacía con el coronavirus cuando no se disponía de test de antígenos fiables.
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Si esa serología no detecta rastro de inmunidad frente al sarampión, la opción más sensata sería la de vacunarse y estar prevenido. La actual vacuna frente al sarampión es la llamada triple vírica porque también protege frente a la rubeola y la parotiditis.
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