Salamanca detecta el Alzheimer en tiempo récord: dos meses

El Proyecto Edades que promueven la Universidad y el Ayuntamiento de Salamanca ha conseguido recortar los tiempos de detección y atención inmediata del pre-Alzheimer precoz (cuando la enfermedad todavía está en una fase muy precoz) a “un máximo de dos meses”.

Se trata de un periodo de tiempo sobresaliente teniendo en cuenta que con el procedimiento habitual -desde que la familia empieza a percatarse de los primeros olvidos, hasta que el médico de Primaria valora al paciente, lo deriva al especialista, se somete a pruebas y se inicia un tratamiento- pueden transcurrir cerca de dos años.

El ideólogo del Proyecto Edades, el doctor Ángel Luis Montejo -jefe del grupo de investigación en Neurociencias del IBSAL- detalla que “de las 320 solicitudes que nos han llegado desde la puesta en marcha, ya se han evaluado más de 200 casos, que son los que cumplen con los criterios de inclusión y para los que no es ya demasiado tarde. Al 70% de esos pacientes que cumplen con los criterios les hemos dado ya un diagnóstico de deterioro cognitivo leve”.

Son cerca de 150 pacientes que ya saben que sufren un pre-Alzheimer y que, antes de empezar a sufrir los síntomas más habituales de la enfermedad, han empezado a recibir tratamientos de estimulación cognitiva, pero también tratamientos farmacológicos con algunos de los medicamentos que se están ensayando a nivel mundial.

Montejo confirma que el programa iniciado a finales de 2020 “está adelantando muchísimo el diagnóstico del Alzheimer” y por eso considera “muy importante” que desde la Atención Primaria se tenga en cuenta que existe una nueva vía a través de la cual se pueden canalizar aquellos casos en los que la sospecha es tan leve que no se opta por derivarlos al Hospital. “Cuando se produce la primera queja y nos envían esos casos desde Atención Primaria o desde algunas asociaciones de mayores, nuestro equipo hace una evaluación psicológica completa para ver si, en efecto, hay indicios de deterioro. Luego utilizamos unos biomarcadores y si se cumplen esos criterios, empezamos a trabajar con ellos y pueden participar en ensayos clínicos de nuevas moléculas dirigidas contra la enfermedad”, explica el psiquiatra.

La principal vía de acceso al programa Edades es siendo ‘enviado’ por médicos de familia, CEAS, federaciones de mayores o familiares directos del paciente sospechoso. Aunque también es posible contactar directamente con el programa. Tras la primera ‘queja subjetiva’ detectada por el paciente, los especialistas realizan una valoración inicial y, si consideran que cumple con los requisitos se le somete a diversas pruebas neuropsicológicas que ratifiquen ese deterioro cognitivo.

El equipo aplica los importantes biomarcadores (muestras de líquido cefalorraquídeo) que consiguen detectar la presencia de las proteínas responsables del Alzheimer y que tienen un alto coste. También se recurre a la realización de PET mediante acuerdos con la industria farmacéutica, con empresas privadas o el propio Hospital.

Lo antes posible se inicia un tratamiento no farmacológico para la estimulación precoz del paciente y para ello se cuenta con un equipo de tres profesionales contratados para esta tarea por el proyecto. El paciente realiza actividades que estimulen la memoria, la psicomotricidad o la integración social.

La inclusión en el programa Edades no significa que el paciente vaya a ser tratado al margen del procedimiento de Sacyl, sino que se trata de una vía alternativa para intentar acelerar los plazos de diagnóstico, pero una vez confirmado que existe un deterioro cognitivo, se mantiene la interacción con Atención Primaria, el servicio de Neurología del Hospital, el de Psiquiatría y con los distintos recursos sociales para este tipo de enfermos.

Posteriormente, se les ofrece la posibilidad de formar parte de diversos ensayos clínicos que realiza el IBSAL y que les permite recibir fármacos experimentales mucho antes de su llegada al mercado.

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