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Viernes, 27 de marzo 2020, 12:13
El Hospital de Salamanca -a través del IBSAL- se ha embarcado en un estudio nacional para experimentar un tratamiento con células mesenquimales que, si bien no cura el coronavirus, se confía en que sirva para combatir una de las peores consecuencias del COVID-19: la inflamación pulmonar masiva que tiene consecuencias mortales.
El director del área de Terapia Celular del Hospital, el doctor Fermín Sánchez-Guijo, explica que este proyecto surge a partir de “algunos datos preliminares que se han apreciado en pacientes chinos que tenían el cuadro respiratorio más crítico”, y a los que se les aplicó una infusión de células mesenquimales: “Se apreció que contribuían a la mejora del paciente por su capacidad para bajar la inflamación”.
El Hospital de Salamanca es una de los centrados más experimentados de España en el manejo de las células mesenquimales. Durante los últimos años se han administrado más de 700 dosis de células y sus propiedades se han demostrado, sobre todo, en la enfermedad de injerto contra huésped -trasplantes de médula-, pero también en otro tipo de enfermedades inflamatorias.
La iniciativa para montar este estudio multicéntrico surge del exministro Bernat Soria y la red de terapia celular del Instituto de Salud Carlos que, además, había lanzado una convocatoria de investigación y tratamiento centrada en el COVID-19.
Además del Hospital de Salamanca y la Universidad de Salamanca, los centros que participarán en el estudio son: Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), Gregorio Marañón (Madrid), Clínica Universitaria de Navarra, Hospital Universitario La Arrixaca de Murcia, Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, Hospital General Universitario de Alicante y el Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid).
El tiempo corre y todos los trámites se deben aprobar a contrarreloj. A la espera de que la Agencia Española del Medicamento dé su visto bueno -dado que las células mesenquimales se consideran fármacos- el plan es tratar a diez pacientes en Madrid y tan pronto como se compruebe que han experimentado una mejoría, aumentar la muestra a cien pacientes. Aquí volvería a entrar en acción Salamanca, que es uno de los centros autorizados y que también administraría estas células mesenquimales a sus enfermos.
El estudio está abanderado por los responsables de terapia celular de cada uno de los centros participantes, pero también se ha involucrado a los jefes de UCI de los hospitales -y sus equipos-, que son quienes tratan a los críticos. En el caso de Salamanca el equipo de UCI está liderado por Víctor Sagredo.
Las células mesenquimales se obtienen de la médula ósea o del tejido adiposo. “Este estudio trabajará con células extraídas del tejido adiposo y tienen capacidad de regenerar tejidos óseos y cartilaginosos, pero nosotros las usamos por sus propiedades antiinflamatorias”, apunta Sánchez-Guijo, quien aventura que -al menos de inicio- se emplearán “células que ya están tratadas y ‘congeladas’ en un laboratorio para no tener que buscar donantes sanos e iniciar el proceso para convertir esas células en medicamento”.
No hay plazos oficiales de cuándo comenzarán las pruebas, pero se prevé que será “en un plazo muy breve”.
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