Rusos en Salamanca: «Los crímenes de Putin quedan impunes»

La muerte de Alexey Navalny unió a la comunidad rusa de Salamanca en torno a la plaza de San Boal. No hubo fotos de rostros, solo manos unidas en torno lo que consideraron una «injusticia». Estudiantes, trabajadores o residentes en la ciudad fueron trasladando a través de chats el «dolor, la pena y la indignación ante la injusticia cometida».

No forman una asociación, sino un círculo de amigos que por el momento prefiere omitir nombres y rostros. «La mayoría seguimos teniendo la ciudadanía rusa y tenemos familiares o amigos allí. Los que vivimos fuera somos más libres, sin duda, pero el miedo y la preocupación siempre están presentes».

¿Por qué la plaza de San Boal? «Allí se encontraba el centro de cultura rusa M. Lermontov que cerró hace muchos años, pero nos pareció que era el lugar más ruso de Salamanca», responden. Con aquel gesto de fotografías, velas y flores quisieron transmitir una realidad: «Quiso ser un acto de protesta contra la terrible injusticia cometida y contra el gobierno opresor que comete estos crímenes y quedan impunes». Pero, también un «sí a los valores que representaba como la justicia, la libertad de conciencia, la valentía y la perseverancia».

«Encender una vela en el memorial fue como decir ¡Estamos aquí y su muerte no nos es indiferente», inciden. Este grupo es consciente del «gran nivel de descontento y deseo de cambio» que existe en el país aunque lamentan que la prensa europea afirme que los rusos están «inactivos». «Es justo lo que el régimen quiere que creamos hay muchas protestas, pero el gobierno se esfuerza en ocultar esa información». De hecho, reconocen que hay algunos brotes de esperanza como las firmas hacia Boris Nadezhin con largas colas frente a las firmas de Putin «conseguidas mediante extorsión y amenazas: o firmas, o te quedas sin empleo, te expulsan de la universidad».

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