Equipados con un mono blanco y un rostro que le cubre la cabeza con una red para evitar que los aguijones le lleguen a la piel, los bomberos retiran los enjambres en las localizaciones que pueden suponer un peligro para la población, como parques, bancos o cercanías de viviendas, ya que, como aclara el jefe de bomberos, Damián Ramos, las abejas solo atacan en casos muy excepcionales.
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Tras protegerse, los bomberos localizan a la abeja reina, la capturan y la introducen en una colmena con panales.
Después solo queda esperar a que el resto de la colonia de obreras acuda para protegerla.
«Volvemos a la noche y ya nos llevamos la caja, que recogen apicultores que colaboran con nosotros», aclara el responsable.
Se trata de colmeneros registrados a los que llaman por orden de lista. Aunque un enjambre puede llegar a los 70 euros, en este caso tienen un valor residual ya que se trata de una colonia con reina vieja que ha sido expulsada de la colmena.
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