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El tictac del reloj de la Plaza Mayor de Salamanca funciona a punto gracias al relojero Miguel Ángel Rodríguez Cenzual y a su padre Miguel Ángel Rodríguez Sánchez. No solo comparten nombre, sino también profesión. Ambos trabajan juntos en un taller de relojería y son los encargados de mantener en hora el reloj del Ayuntamiento, así como de revisarlo para que dé correctamente las doce campanadas esta Nochevieja y despedir el año 2023.
¿Cuántos años lleva en la profesión de relojero?
—Llevo entorno a 15 años siendo técnico relojero. Me viene de familia, es una profesión que comparto con mi padre. Él se dedica a la relojería desde hace más de 50 años, empezó siendo un niño, cuando tenía 13 años. Trabajar con él es un privilegio y un aprendizaje continuo porque actualmente hay muy pocos sitios donde te enseñan este oficio y yo he tenido la suerte de poseer un formación más directa con un buen maestro. Además, es miembro de la directiva de la Asociación Nacional Profesional de Relojeros Reparadores (ANPRE) con la que acude a las ferias más importantes de Europa junto a los mejores relojeros y a los más de 70 socios.
¿Y encargándose del mantenimiento del reloj de la Plaza de Mayor de Salamanca?
—Hace siete u ocho años, cuando Jesús Cascón, el anterior relojero dejó el oficio, nos llamaron a mi padre y a mí para proponernos ser los técnicos del reloj del Ayuntamiento. Desde ese momento, hacemos revisiones rutinarias para comprobar que la transmisión de las agujas del reloj patrón mande la señal a la torre— al reloj de la fachada— para que suenen las campanas. Estas emiten sonido gracias al impacto de unos 'electromartillos' que también van conectados al reloj patrón. Por eso comprobamos que estos no estén averiados u oxidados. En resumen, nos encargamos de su puesta a punto, de que las conexiones están correctas y de chequearlo para ver si recibe bien la señal satélite. Asimismo, cuando cambia la hora, tenemos que estar atentos para que funcione bien.
¿Cómo es por dentro el reloj que reina en el Ayuntamiento?
—La sala del reloj conserva la maquinaria antigua, que era mecánica, pero ya no funciona, y ahora lo que consta es un reloj patrón electrónico que busca una sincronización con la señal horaria de Alemania, la más precisa ahora mismo. El nuevo mecanismo se cambió en el año 2014 debido a las constantes averías que sufría por su antigüedad, de más de veinte años.
¿Han comprobado que dé correctamente las campanadas esta Nochevieja en el ágora?
—Sí, en dos semanas hemos realizado un par de revisiones para que no haya ningún contratiempo. Realizamos las comprobaciones en función de las fechas. Es decir, ahora con la celebración del Fin de Año Universitario y de las campanadas que darán la bienvenida al 2024 hemos realizado revisiones previas para confirmar que llega la señal satélite y que transmita bien las campanadas, pero hay épocas que no es necesario que acudamos tantas veces.
¿Cuántas revisiones suelen hacer al año?
—Depende. Pero aproximadamente solemos realizar cinco o seis al año. Hay dos tipos de revisiones: las programadas y las extraordinarias. Las primeras se hacen para verificar que todo funcione correctamente en fechas señalas, como la Nochevieja y las segundas se solicitan por averías, como una fuerte tormenta. Actualmente el mantenimiento es más llevadero que antes cuando había que realizar limpiezas de los engranajes y se requería una persona cada cinco o seis días para que diera cuerda al reloj. Ahora todo es más electrónico.
¿Han reparado algún reloj de vital importancia?
—Para nosotros son todos importantes, pero reparamos relojes de mucho valor económico, artesanales, de pared...Los que más mérito tienen son los clásicos porque son los más difícil de reparar, pues hay que buscar las piezas o hacerlas.
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