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La imagen de aquel Ford blanco destrozado junto a la plaza de toros de La Glorieta es difícil de olvidar para muchos. Sobre las 8:20 horas del 10 de noviembre de 1995, el brillante capitán Juan José Aliste recibió el golpe más duro de su vida con tan solo 40 años. Una bomba activada con temporizador y adosada a los bajos de su coche le dejó sin sus dos piernas, pero con unas tremendas ganas de vivir. Un atentado que conmocionó a la opinión pública y que llegó solo tres años después del que segó la vida del coronel Antonio Heredero en el paseo de la Estación. Minutos antes, Aliste había dejado a su hija y otros niños en el colegio.
Consiguió algo que no está al alcance de cualquiera: ganarse el respeto y la admiración de todos aquellos que lo conocían y de los ciudadanos de a pie. Casado, padre de un niño y dos niñas, el comandante de Infantería nació en la localidad zamorana de Rivas de Aliste en 1955. Ingresó en el Ejército en 1974. Este zamorano fue destinado a Salamanca en 1987 y se caracterizó por su vocación de servicio. Murió el 28 de junio de 2020. El criminal que perpetró aquel atentado fue Sergio PoloEscobés, uno de los dos etarras protagonistas en lapelícula 'La Infiltrada', dirigida por Arantxa Echevarría, protagonizada por Carolina Yuste y ganadora de dos Premios Goya a la Mejor Película (ex aequo) y a la Mejor Actriz Protagonista.
La vida real supera la ficción. Hace 25 años, la revista 'Ardi Beltza' publicaba que el Cuerpo Nacional de Policía había conseguido infiltrar a una agente en el 'Comando Donosti' de ETA. Una operación que se desarrolló durante ocho años y que concluyó con la desarticulación del grupo. Cuando apenas contaba con 20 años, la agente de policía Elena Tejada consiguió adentrarse en la izquierda abertzale, siendo la única mujer que convivió en un piso con dirigentes de ETA, entre ellos Polo, y la única en infiltrarse en el grupo armado bajo el seudónimo 'Aranzazu Berradre', para lo que tuvo que desprenderse por completo de su anterior vida, cortar todos sus lazos familiares y dedicarse en cuerpo y alma a una causa que ponía en peligro su vida con el fin de desarticular el 'Comando Donosti' en un momento crucial en el que la banda declaraba falsamente estar en tregua. Un hecho real y poco conocido hasta el estreno de la película. Una historia que se ha convertido en un éxito cinematográfico.
El 'Comando Donosti' fue uno de los grupos más sanguinarios de ETA en la década de los años 90, artífice de más de sesenta asesinatos y de secuestros como el de Miguel Ángel Blanco. A él pertenecieron Jesús María Zabarte Arregui, alias 'el carnicero de Mondragón', o Francisco Javier García Gaztelu, alias 'Txapote', quien recientemente se ha negado a declarar por el asesinato de Manuel Zamorreño. La agente infiltrada convivió a sus 22 años en el mismo piso con los activistas Sergio Polo, alias 'Lur', protagonizado por Diego Anido y Kepa Etxebarria interpretado por Iñigo Gastesi.
Este etarra, que acumula cuatro condenas diferentes, ha obtenido el tercer grado penitenciario. En su haber criminal se encuentra el ataque mortal en el año 1993 contra el guardia civil Emilio Castillo López de la Franca en San Sebastián (Guipúzcoa); su participación en 1993 en el atentado contra Ángel María González Sabino; el asesinato, en diciembre de 1995 en León, del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo; y el intento de asesinato contra el comandante Aliste en Salamanca. En 2018, la Audiencia Nacional condenó a 110 años de cárcel a Sergio Polo por el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo con una bomba-lapa colocada bajo el asiento del conductor de su vehículo que al estallar acabó con la vida del militar y causó heridas de gravedad a su hija y de diversa consideración a tres personas que se encontraban en las inmediaciones.
La Audiencia Nacional también decretó la indemnización con 300.000 euros a la viuda de Cortizo y de 160.000 euros a cada uno de sus dos hijos, así como 92.100 y otros 250.000 euros a la hija por las lesiones sufridas y las secuelas del atentado. Este 2025, fuentes del Departamento de Justicia del Gobierno Vasco han confirmado la obtención de esta clasificación penitenciaria que permitirá al recluso salir de prisión y regresar únicamente a dormir. El etarra, que hasta la fecha cumplía una condena total de más de 200 años por cuatro causas en el Centro Penitenciario de Álava, continuará con su nueva condición de reclusión en la prisión de Basauri (Vizcaya).
El centro penitenciario de Topas cumple dos años sin presos de la banda terrorista ETA entre sus rejas. El último acercamiento fue el de Iñaki Bilbao, alias 'Txikito', desde la cárcel salmantina a la de Zaballa (Álava) sin haber mostrado arrepentimiento y un recluso bastante problemático que había protagonizado varias huelgas de hambre. Fue el último eslabón tras un goteo incesante de acercamientos a las cárceles vascas y del norte de España que se ha incrementado durante los últimos años con los cambios en las políticas penitenciarias de Pedro Sánchez tras las peticiones de sus 'socios'. «La política de dispersión era una política antiterrorista. Vencida ETA, desaparece», así zanjaba el líder del Ejecutivo cualquier duda, sobre todo las de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que siguen considerando una «humillación» los acercamientos masivos sin que se hayan producido arrepentimientos, tal y como pasó en los últimos casos de Salamanca.
Solo en los últimos cinco años, el Gobierno ha acercado a 11 presos desde Salamanca a prisiones del País Vasco o lugares cercanos a las localidades de origen de los familiares. Salamanca ha llegado a acoger a 18 presos de la banda terrorista ETA en el mismo momento en el año 2004. En aquel momento, la prisión salmantina era la que más presos tenía de toda la Región.
La cárcel de Topas había servido de nexo de unión en los últimos años entre el sur y el norte de España en los acercamientos. Así, Iñaki Bilbao llegó a Topas desde Cádiz y junto a él, otros tres etarras llegaron al penal desde 2018: Alberto Viedma Morillas (que cumplía condena en Almería), Orkaitz Gallastegui Sodupe (estaba en Castellón). El paso por la prisión salmantina fue la fase previa a la llegada final a las cárceles del País Vasco que concluiría en las Navidades del pasado año con el traslado de 'Txikito', a pesar de no haber mostrado ningún signo de arrepentimiento y haberse mostrado muy desafiante con los jueces a los que llegó incluso a amenazar durante las celebraciones de las vistas. De hecho, nada más llegar a la cárcel vitoriana inició una huelga de hambre para pedir la amnistía de todos los presos.
Por la prisión salmantina han pasado algunos de los miembros más sanguinarios de la banda. El que tenía un mayor historial delictivo fue el exdirigente Santi Potros después de pasar 31 años en prisión por 40 asesinatos. Fue condenado como inductor de los atentados más trágicos como el de Hipercor (Barcelona) donde fallecieron casi 40 personas y el de la plaza de la República Dominicana (Madrid). Su sanguinaria trayectoria culminó con más de 3.100 años de condena, de las que finalmente no pagó ni cinco meses por cada asesinato. Abandonó la prisión con 70 años tras pasar nueve años en Salamanca y casarse con su pareja, a la que conoció en el centro penitenciario.
Tristemente célebres, también pasaron por el penal históricos de la banda con un amplio historial delictivo como Xabier Ugarte, que acumulaba varios asesinatos a guardias civiles y dos secuestros, entre ellos el más largo y terrible de la historia de ETA a Ortega Lara; o el histórico Gregorio Vicario Setién, también condenado por los secuestros de los empresarios Cosme Delclaux y José María Aldaya. Especialmente llamativo fue el caso de Ugarte que fue recibido con los 'ongi etorri' criticados por las víctimas a su salida de la prisión salmantina. «El 99,9 % de los presos de ETA ni colaboran con la justicia, ni piden perdón por las víctimas. Es muy doloroso para nosotros«, explicaba a este periódico el presidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo de Castilla y León, Sebastián Nogales.
También mediática fue la salida de la integrante de ETA Idoia López Riaño, alias 'La Tigresa', tras cumplir 23 años de prisión. En su caso, fue de las pocas etarras acogidas a la 'vía Nanclares' tras su renuncia a la violencia y su desvinculación plena de ETA desde el año 2010.
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