Los refugiados ucranianos en Salamanca caen a la mitad tras dos años de guerra

La guerra en Ucrania vivirá el próximo mes de febrero un doloroso segundo aniversario dejando a miles de ucranianos desplazados por infinidad de países tras salir huyendo del terror que se estaba viviendo en su país. En Salamanca dos años después del inicio del conflicto el número de ucranianos refugiados acogidos por las organizaciones sin ánimo de lucro se ha reducido a la mitad, pasando de los 153 a 81, según explican las cinco organizaciones que han acogido a estas personas en Salamanca (Cruz Roja, Ymca, Salamanca Acoge, Cepaim y Proyecto Hombre, que principalmente acogió ucranianos derivados de ACCEM).

¿Y dónde está la otra mitad? Los tres principales caminos que han seguidos han sido regresar a su país, abandonar el sistema de protección tras conseguir autonomía mediante un trabajo o desplazarse a otros puntos para reencontrarse con familiares, según explica Montse Hernández, responsable del programa de Atención a Inmigrantes y Refugiados de Cruz Roja en Salamanca.

Cruz Roja en Salamanca atiende en la actualidad a 9 familias (19 personas) de nacionalidad ucraniana que están al amparo del Programa de Acogida para Personas Solicitantes de Protección Internacional y que reciben diversos apoyos para la cobertura total o parcial de sus necesidades básicas. Además, Cruz Roja continúa trabajando los aspectos social, sanitario, psicológico, educativo, laboral y jurídico.

Desde el verano pasado han salido del programa tres familias, que ya viven de forma autónoma con un empleo estable que les permite cubrir sus necesidades y ya no necesitan de ayudas del sistema de acogida estatal.

Cabe recordar que en abril de 2022 Cruz Roja en Salamanca habilitó un dispositivo de emergencia (en una residencia) donde llegaron a alojarse 32 familias (66 personas). Este recurso cerró a finales de noviembre de 2022 y fueron doce las familias que tomaron la decisión de quedarse en Salamanca y pasaron a residir en una vivienda independiente. Por tanto, desde entonces se atiende a las familias que se encuentran ahora en una fase de autonomía buscando la mayor normalidad en su proceso de inserción social.

En noviembre de 2023, la Policía Nacional, acogiéndose a lo publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea en el mes de octubre, dictaba instrucciones para reconocer la ampliación por un año más (hasta marzo de 2025) de la Protección Temporal para los ciudadanos ucranianos que mantienen su permiso de residencia y trabajo en España hasta entonces, indica Cruz Roja.

Por otra parte, las ayudas del Sistema de Acogida del Gobierno de España para la cobertura de necesidades básicas de alojamiento y manutención, sólo se mantendrán hasta los 24 meses tras la finalización de la Fase de Emergencia, y sólo en aquellos casos que sigan presentando una situación de vulnerabilidad.

Algo que también ha cambiado de forma considerable en la situación de los ucranianos en Salamanca y en toda España es que el ímpetu solidario del inicio de la guerra ha desaparecido. «El nivel de solidaridad de la gente ha caído y es que se ha entrado en una especie de rutina sobre lo que está sucediendo en esta guerra», explica Cristina Hernández de Ymca. En esta línea también se expresa Rebeca Rollán, trabajadora social de Salamanca Acoge, que pone como ejemplo la problemática de los alquileres. «Al principio había muchas facilidades para ellos, pero ahora, por ejemplo, aunque consigan cierta independencia económica con un trabajo tienen muchos problemas para encontrar un alquiler», indica Rollán.

Manuel Muiños, presidente de Proyecto Hombre en España, remarca que ha visto cómo hay casos en Salamanca de que a ucranianos, que ya se podrían ir a vivir ellos solos a pisos, les piden cuatro meses de alquiler por adelantado, lo que provoca que tengan muchas dificultades de emprender una nueva vida aunque ya vayan teniendo algunos recursos económicos para vivir por su cuenta.

«Se ha normalizado todo en estos dos años y no hay que olvidar que la guerra sigue y que la situación de estas personas es muy complicada, aunque ya no salgan tantas imágenes en televisión», agrega Muiños.

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