Al límite. Las grandes «autopistas» y centros de transformación que se encargan del suministro eléctrico a los grandes consumidores de Salamanca se encuentran muy cerca de la saturación. La infraestructura actual tiene mucho margen aún para dar cobertura, sin ningún problema, a particulares y pequeñas empresas. Sin embargo, cuando se trata de solicitudes de consumo por encima de un megavatio (MW) la capacidad de la red empieza a resultar ya insuficiente. Una situación que frena el desarrollo económico e industrial de Salamanca, puesto que las intenciones de asentarse en la provincia de algunas fábricas o centros de procesamiento de datos se han visto frustradas al no poder contar con la potencia eléctrica que necesitan.
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A diferencia de otras provincias con un mayor tejido industrial, en Salamanca solo existen tres grandes consumidores eléctricos con potencias superiores a los cinco megavatios. Se trata de la Confederación Hidrográfica del Duero, el Complejo Hospitalario de Salamanca y la papelera asentada en el término municipal de Doñinos. En conjunto, necesitan un suministro de unos 20 MW. Solo el pasado año, la empresa i-DE del Grupo Iberdrola, que se encarga de casi el cien por cien de la distribución eléctrica en la provincia, recibió peticiones de media y alta tensión —con un consumo superior a un megavatio— que demandan en total cinco veces más potencia que la suma de esos tres grandes consumidores. Concretamente, tramitaron 36 solicitudes que suman 102 megavatios. Una cuarta parte de ellas, que requerían una potencia de 36 MW fueron rechazadas por falta de capacidad en la red, pero si hubiera una mayor infraestructura probablemente se podrían haber aceptado.
Entre las solicitudes denegadas por falta de capacidad en la red se encuentran dos centros de procesamiento de datos, cuatro plantas de biocombustible y otra de hidrógeno —la única de este tipo que habría solicitado suministro—. Formular esta petición de potencia no implica que necesariamente estas grandes instalaciones vayan a emplazarse en Salamanca. De hecho, es habitual, explican los expertos, que la solicitud se presente para diferentes ubicaciones que se estén barajando. De tal forma que si se le deniega el suministro necesario en un terreno de esta provincia, trasladarán el proyecto a otro territorio donde sí puedan contar con la potencia que exigen sus procesos. Es cierto, por otra parte, que el nivel de saturación de las redes de alta tensión es un problema que afecta a casi toda España.
«Estamos recibiendo un número muy grande de peticiones de suministro eléctrico, que hace que la inversión que actualmente estamos haciendo en redes sea insuficiente para poder atenderlas. Y esto nos está pasando por toda España y en Salamanca también», explica el director en Castilla de i-DE, Óscar Villanueva. El problema reside en que la distribución energética es un sector altamente regulado, a cuyo frente se encuentra la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y en el que la inversión que hacen las compañías, con fondos que les adjudica el Estado en función de su implantación en el territorio nacional, está limitada al 0,13 % del PIB. «Para las peticiones de suministro que estamos recibiendo en estos momentos se queda muy corta. Lo que estamos demandando a nuestro regulador es que nos destope. Parece que lo está analizando y que puede haber una respuesta positiva», señala Villanueva.
Pero no es el único obstáculo para que a Salamanca llegue la potencia eléctrica que se está demandando en la actualidad. Las infraestructuras con los niveles más altos de tensión que gestiona Red Eléctrica de España, rebautizada como Redeia, y por las que llega el suministro a las redes que controlan las empresas distribuidoras también se han quedado pequeñas y generan un cuello de botella. En esa línea, hace más de un año que el Ministerio para la Transición Ecológica inició la modificación del Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica en el horizonte 2026, que contempla inversiones de 321 millones de euros. La ministra Sara Aagesen aseguró esta misma semana que ese plan tendrá en cuenta las necesidades de almacenamiento, cohesión territorial y cadena de valor asociada a la industria, pero aún no está claro como afectara a Salamanca.
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