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Hace más de cuarenta años que se inició una estrecha e intensa colaboración entre el Ministerio de Defensa, a través del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, y la Universidad de Salamanca, que se ha materializado en la Cátedra Extraordinaria 'Almirante Martín Granizo'. Su objetivo, a través de la formación y trabajos de investigación, es promover la cultura de defensa. En un momento en el que España y Europa inician el proceso de rearme, este reto se convierte en crucial para que la sociedad entienda la necesidad que existe de contar con unas Fuerzas Armadas bien preparadas y equipadas. El profesor Daniel Terrón, del departamento de Derecho Administrativo, Financiero y Procesal, está a su frente.
¿Hasta qué punto Salamanca y su industria pueden jugar un papel importante en el proceso de rearme que acaba de iniciarse?
—En Salamanca, con el escaso tejido industrial que tiene, la defensa toca de una manera indirecta. No vamos a ser soporte armamentístico, pero sí aportaremos determinados bienes y servicios que sí son aplicados a la defensa, por ejemplo, en el ámbito de la ciberseguridad. Hay algunas entidades, incluso la propia Universidad de Salamanca que me consta que tienen relaciones directas con el Ministerio de Defensa para prestar determinados tipos de servicios. Luego, hay otras empresas, como puede ser Grupo Andrés para la prestación de los neumáticos de los vehículos militares. Pero no vamos a ser una provincia prioritaria, por desgracia, en el tema de defensa dadas las estructuras actuales. No vamos a ser una de las más favorecidas o en principio eso nos tememos.
¿En qué colabora la Universidad con el Ministerio de Defensa?
—Desde 1981 la Universidad colabora con el Ministerio de Defensa en una parte que para él es fundamental, que es la difusión de la cultura de defensa. Se trata de que la sociedad perciba que la defensa no es una cuestión puntual que ahora se ha acentuado con el tema de Ucrania, sino que es un objetivo que el Ministerio tenía muy claro, incluso antes de ese conflicto. Fuimos la primera universidad, tras la aprobación de la Constitución, que colaboró con el Ministerio de Defensa en lo que fueron los orígenes de lo que hoy es la Cátedra Extraordinaria 'Almirante Martín Granizo', de difusión de la cultura de defensa en la sociedad.
Varias empresas vinculadas al Parque Científico tienen contratos con Defensa…
—Salamanca no se aventura que vaya a ser una provincia puntera en esa inversión en armamento, pero sí puede aportar en algunos ámbitos, como la ciberseguridad y el ámbito tecnológico, que hoy en día es muy importante. Sí que hay ya alguna aproximación con el Mando del Ciberespacio también desde la propia institución académica y con otros tipos de aplicaciones como el Cyberwall que también desarrolla la Universidad de Salamanca en cooperación, en este caso, no con Defensa sino con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En ese ámbito, podemos tener un mayor recorrido, pero para los grandes contratos, como pueden ser los de suministro de material para el Ministerio, ahora mismo no hay una capacidad operativa en Salamanca para ello.
¿Qué puede aportar el Centro de Láseres Pulsados?
—El Centro de Láseres Pulsados puede tener consideración de infraestructura estratégica por los sistemas de seguimiento, de determinación de objetivos,... Pero se limitaría al ámbito tecnológico. Son aplicaciones puntuales, muy importantes, evidentemente, porque son determinantes para otro tipo de actuaciones, pero en volumen, cuantitativamente en términos económicos, no va a suponer un posicionamiento de Salamanca a nivel del sector de defensa.
El propio Ministerio de Defensa planteó hace solo un año la importancia estratégica de la Ruta de la Plata como corredor industrial de Defensa.
—Sí. De hecho, estaría un poco vinculado con la recuperación del cuartel de Monte la Reina en Zamora. El tema es que las infraestructuras militares no se mueven generalmente por carretera. Los grandes vehículos, aunque puntualmente se puedan transportar en camión, normalmente se transportan por ferrocarril. Con una recuperación de la Ruta de la Plata, de la vía ferroviaria, podría permitirse esa movilidad, sobre todo, por las grandes industrias del sector de defensa que están ubicados en Andalucía. En este caso sería determinante el tren para el gran transporte de materia prima o de productos finalizados o intermedios para su transformación en las grandes industrias.
¿Es el tren Ruta de la Plata una infraestructura estratégica desde la perspectiva de la defensa?
—Yo creo que sí, sinceramente. Sería un eje vertebrador. Pero desgraciadamente, el no tener esa infraestructura ferroviaria nos castiga bastante. Es la única línea que vertebra de forma directa norte y sur de España. Sería una infraestructura estratégica, sin lugar a duda.
En los últimos veinte años, Salamanca ha perdido un 20% de la plantilla de las Fuerzas Armadas que tenía…
—El peso específico de Salamanca es muy importante porque no solo es la sede histórica del REI-11, el Regimiento Especial de Ingenieros número 11, sino que también es la sede del Mando de Ingenieros a nivel nacional. Evidentemente tener Matacán, una escuela de formación de pilotos, como incluso ahora mismo tiene la Universidad, puede ser un elemento transversal en otro tipo de formación, como, por ejemplo, pilotaje de drones, de vehículos aéreos no tripulados. No podemos decir que Salamanca no sea importante. Todo lo contrario, aunque numéricamente el número de efectivos no sea tan elevado como lo llegó a ser en algún momento. También es verdad que las Fuerzas Armadas han sufrido una reestructuración a lo largo de lo que va del siglo y que el número de efectivos se ha ido reduciendo.
¿Hemos descuidado la defensa en los últimos años?
—Ha habido una paulatina desaceleración en el Ministerio por la sensación de que la defensa, no es que fuera secundaria, pero estaba muy dirigida al ámbito ciber hasta que, de repente, hemos tomado conciencia de que un conflicto en términos más tradicionales, también ha vuelto a ser posible.
¿Es factible la recuperación del servicio militar obligatorio en España? ¿Puede volver la mili?
—Legalmente factible sí lo es, porque lo primero que hay que recordar es que el servicio militar obligatorio en España no está abolido ni eliminado, formalmente sólo está suspendido. Dicho esto, socialmente se me antoja complicado. No lo veo como una alternativa viable. Primero, socialmente dudo mucho que se pudiera comprender por mucha cultura de defensa que podamos tener. Y, segundo, las infraestructuras militares ya no están capacitadas para recibir una dotación anual de reclutas como las que recibían antes. Por otra parte, habría que tener el máximo respeto a cuestiones de igualdad de género. Ya no sería un servicio militar obligatorio solo para varones, sino para ciudadanos españoles en determinado tramo de edad. No lo veo tampoco como una solución necesaria. Es la solución fácil, cómoda, pero lo que hay que hacer es reforzar las unidades militares que tenemos con carácter profesional. Es lo más razonable. Es seguir apostando por esta profesionalización, evidentemente, en términos numéricos. El gran problema de defensa es el tema económico.
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