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«Te echamos mucho de menos». Fue la frase más repetida en el homenaje que la Universidad de Salamanca rindió en la Sala Menor de la Hospedería Fonseca a Pilar Jiménez Tello, fallecida el pasado 17 de mayo, y que se ganó el cariño de toda la institución académica y de la sociedad salmantina. Al reconocimiento que le tributaron a la que fuera subdirectora de la Fundación General de la Universidad, profesora de Derecho Administrativo y, entre otros cargos de gestión el de vicesecretaria general de la Universidad, se sumaron representantes de la sociedad salmantina como el alcalde de la ciudad, Carlos García Carbayo, la subdelegada del Gobierno, Rosa López, el presidente del Consejo Económico y Social, Enrique Cabero o el presidente de la Cámara de Comercio, Benjamín Crespo. Junto a familiares, amigos y compañeros de la Facultad de Derecho, también quiso estar presente el rector de la Universidad, Juan Manuel Corchado.
Tras un visionado de imágenes familiares y de la vida universitaria de Pilar Jiménez, el exrector Ricardo Rivero tuvo palabras muy cariñosas y emotivas que repasaron la trayectoria y sobre todo el carácter de la profesora. «Siempre tenía una opinión sensata y cariñosa desde que la conocí hace 25 años», explicó a la vez que confesaba que tenía un «sentimiento de horfandad» al no contar con sus palabras sopladas al oído para advertirle de los peligros. Rivero recordó el papel docente de Pilar «muy querida por sus alumnos», así como el papel determinante que tuvo en la gestión al haber sido responsable del paso de la matrícula presencial a la telemática en junio de 2020, en plena pandemia. «Pilar lideró un cambio gracias al que la Universidad no vio reducida la cifra de alumnos». En el mismo sentido, también destacó la importancia de las relaciones humanas y académicas que mantuvo en Brasil. «No hacía nada malo para dañar y así conseguía una dinámica de progresión positiva».
El director gerente de la Fundación General, Óscar González Benito, destacó la «implicación y el compromiso» que mostró en su última etapa. «Tenía una gran capacidad para alinear intereses y compromisos con la generosidad y la hospitalidad que siempre le ha caracterizado. Ha dejado huella y ya la estamos echando de menos».
En la misma línea, el decano de la Facultad de Derecho, Fernando Carbajo, relató la capacidad de Pilar «para resolver problemas», así como su «estoicismo» de seguir preocupada por la Universidad, mientras que seguía luchando contra la enfermedad. Por último, la amiga y catedrática de Derecho Penal, Nieves Sanz, como representante del Centro de Investigación en Derechos Humanos, del que también era miembro Pilar destacó el «homenaje» a una persona «muy querida» por toda la Universidad. «Era una universitaria convencida desde que vino a vivir a Salamanca».
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