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Raúl Aliste, hijo de Juan José Aliste. FOTO CEDIDA POR RAÚL ALISTE
Raúl Aliste: «El daño directo se lo hicieron a mi padre y a mi familia, pero el objetivo era a la democracia»

Raúl Aliste: «El daño directo se lo hicieron a mi padre y a mi familia, pero el objetivo era a la democracia»

Tenía 15 años cuando su padre sufrió el atentado. Ahora, cuenta cómo lo han vivido en casa y da su opinión sobre el éxito cinematográfico 'La Infiltrada'

Celia Luis

Salamanca

Domingo, 9 de marzo 2025, 06:45

Raúl Alistetenía 15 años cuando su padre, elcomandante de Infantería Juan José Alistesufrió el atentado terrorista. Un fatídico día que cambió la vida a una familia entera. «Nos cambió la vida para siempre. Pudo haber sido mucho peor, si la bomba hubiera estallado unos segundos antes, con mi hermana pequeña Leticia y otros niños en el coche, o en la puerta del colegio donde estaba planeado inicialmente. ¿Cómo no vamos a tener presente algo así? Son hechos que nunca se nos van a olvidar, situaciones que marcan la vida de las personas para siempre. El tiempo ayuda a convivir con ellos, pero jamás se olvida», expresa en una entrevista concedida a LA GACETA.

Sergio Polo, el etarra que intentó asesinar a Aliste protagoniza 'La Infiltrada', ¿la ha visto? ¿Qué ha sentido?

—Sí la he visto. Es un tema que toca muy de cerca a mi familia, dudamos si ir o no al cine, pero sentimos que debíamos ir a verla para ver cómo se está contando esa parte de la historia de la que por desgracia, hemos formado parte. Es difícil de explicar lo que siento al ver cualquier cosa que tenga que ver con ETA, es inevitable que mi familia y yo suframos, pero al final sientes agradecimiento porque, en los tiempos que corren, parece que esta parte tan reciente de la historia de España se quiere borrar, entonces cualquier acto que recuerde que esto pasó es una esperanza de que no quede en el olvido.

¿Y al ver representado en la pantalla a uno de los etarras que casi arrebata la vida a su padre?

—No es agradable ver representado en pantalla a la persona que le quiso arrebatarle la vida a mi padre, aunque considero que la actuación es bastante fiel, representa una persona totalmente desequilibrada, consumida por unas ideas revolucionarias que no le permitían ver cómo había encaminado su vida hacia la miseria total.

¿Qué le parece que una película sobre ETA haya ganado dos Goya?

—Me parece que el punto de vista que nos da el director desde dentro de la organización nos permite observar ambas versiones, algo fundamental para juzgar un hecho. En este caso la historia se centra más en los esfuerzos de la policía, situando a cada uno en su sitio: la policía haciendo un trabajo muy arriesgado y sacrificado en beneficio de la sociedad Española y los etarras aparecen como una banda de criminales fanáticos, que es lo que son. Me alegran los Goya y con ellos la difusión de la verdad de la historia de ETA.

¿Cómo ha sido y es convivir con un trance así en la familia?

—Una situación sobrevenida de esta magnitud, cambia la vida tanto de la persona que lo sufre como de los que conviven con él. La vida de mi padre cambió por completo, tanto profesional como personalmente. Que unas personas decidan que quieren asesinar a tu padre es una algo con lo que es difícil lidiar, a pesar de que no cumplieron su objetivo. No podemos decir que ha sido fácil. Mi padre nunca dio muestras de flaqueza, siguió tirando para delante de la familia, al igual que mi madre, quien durante muchos años llevó el peso de la situación y gracias a ella podemos decir que logramos ser la familia que somos.

¿Cómo vivió su padre tras sufrir el atentado?

—Mi padre logró normalizar su nueva vida gracias al esfuerzo de todos: adaptamos la casa, encontró nuevas actividades, nuevas aficiones, sus amigos, el contacto con otras víctimas, su nueva vida social… Fue una persona feliz, a pesar de todo. Con él no pudieron los etarras, y es algo de los que nos enorgullecemos enormemente. Entonces, teniendo este ejemplo de resiliencia, por parte de ambos padres, la batalla diaria se llevaba mejor.

Imagino que una de las muchas dudas que han tenido presentes durante todos estos años es, '¿por qué a ustedes, no?'.

—Al principio es incomprensible, no entiendes qué tiene que ver tu padre con las reivindicaciones de ese grupo, y mucho menos nuestra familia. Nos lo preguntamos durante años, pero con el tiempo entiendes que no hay un por qué, no había razones, solo odio y ansias de poder. Para ETA, cualquier persona podría ser un objetivo si servía para su causa criminal. Fueron a por él porque era militar. Pero no debemos equivocarnos, la bomba que le pusieron a él en el coche fue mucho más que un ataque personal. El daño directo se lo hicieron a nuestro padre y nuestra familia, pero el objetivo era hacer daño a la democracia. Todo en esta vida pasa por algo, y al final mi padre estaba destinado a ser una cara visible de la lucha contra ETA, a ser un ejemplo de que no había que tenerles miedo, sino de hacerles frente, y no de cualquier manera, sino de una forma pacífica: Con la palabra y la justicia sin entrar en su juego violento.

¿Qué le parece que el Gobierno vasco le concediera el tercer grado a Polo?

—Tras agrupar a todos los etarras en las cárceles vascas, el gobierno dejó a estas en manos de los nacionalistas. Las consecuencias no han tardado en verse: 94 terceros grados desde ese momento. No cumplen los requisitos para ello, pero piden perdón rellenando un formulario sin que llegue a las familias, y porque no colaboran con la justicia para esclarecer los casi 400 asesinatos sin autor conocido. Creo que mi opinión al respecto no va a cambiar nada, simplemente la justicia en España vive un momento difícil. Pero al final, procuramos vivir sin odio ni rencor hacia nadie, ya que esas emociones son de quién las proyectó. Hemos aprendido a no vivir con ellas, a no olvidar tampoco, pero nunca a odiar.

¿Qué opina sobre la reforma legal que convalida penas a etarras?

—La excarcelación de etarras se ha convertido en costumbre en España. No es la primera, ni será la última que se produce. Recordemos la amnistía de 1977 o la desaparición de ETA político-militar que supuso la excarcelación de centenares de etarras. Más recientemente, en 2013, la derogación de la doctrina Parot supuso la excarcelación inmediata de unos 60 etarras. Como decía antes, la justicia ha pasado por tiempos mejores. Creemos en la reinserción y en el perdón de aquellos que se arrepienten, no de aquellos que vuelven como héroes a la tierra que alguna vez les vio matar a sus vecinos.

¿Cómo era Aliste como padre? ¿Perdió la vocación de servicio después de aquel trance?

—Mi padre era una persona amable, cariñosa y activa, el atentado removió todos los cimientos de su vida y luchó durante años para poder recomponerlos y continuar con sus proyectos. Tuvimos en casa un ejemplo de dignidad y fortaleza. Pudo haber sido un hombre lleno de odio, y habría tenido razones que todo el mundo hubiera entendido para serlo. Pero él nunca nos enseñó a quedarnos en el odio ni en la rabia. Su ejemplo de superación, valentía y coraje, a pesar de las situaciones que vivimos, le hicieron vivir una vida significativa, plena, libre y feliz. No sé si los etarras podrán al final de su vida decir lo mismo de la suya. Creo que no hay mejor aprendizaje. La vocación siempre fue uno de los motores de su vida. Tras el atentado solo hizo que aumentar. El que piense que un terrorista puede acabar con el honor y el orgullo de vestir el uniforme, está muy equivocado, solo hace que reafirmarte en ella.

Fue uno de los impulsores de la iniciativa que consistía en llevar el testimonio de las víctimas del terrorismo a los centros escolares, ¿lo consiguió?

—Estamos muy orgullosos de la iniciativa que crearon. No había más que verle en los colegios, las caras de los niños y la cantidad de preguntas que le hacían al acabar cada sesión. Este trabajo tiene un efecto multiplicador que hace que, por ejemplo, muchos jóvenes acudan hoy a ver «La Infiltrada», conociendo de cerca lo sucedido. Siempre es más productivo conocer la historia de España de la mano de uno de los afectados que solo por los libros. Con que solo uno de los niños de las charlas haya entendido que la violencia armada no es la solución a ninguna reivindicación política, para él ya habría valido la pena todo el esfuerzo. Quiero recortar que ETA no es algo de otro siglo, que como muchos temas de hoy en día se tratan como si fueran de actualidad, sino que pasó hace poco más de una década. Es un tema de alta complejidad, pero el ocultarlo y obviarlo no es la solución, es una historia que tiene que ser contada, que no puede ser olvidada, porque como nosotros sabemos, quién no conoce su historia está condenado a repetirla. Películas como 'La Infiltrada' o documentales como los de Iñaki Arteta, son buenos ejemplos para recordar a la población todo lo que sucedió.

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