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Jueves, 3 de marzo 2022, 18:26
La guerra de Vladimir Putin contra Ucrania ha visibilizado el régimen del terror que padecen los rusos en su propio país desde hace décadas. Radmir Kuchukbaev es refugiado ruso en Salamanca. Se vio obligado a dejar atrás su tierra a la fuerza, por la “ ... falta de libertad de expresión y las persecuciones que acaban con cárcel”. Radmir es de ese grupo de ciudadanos rusos que, sin temor, decidió alzar la voz contra el régimen nacionalista y populista de Vladimir Putin. “Participé en manifestaciones del opositor Alexéi Navalni y fui perseguido por la policía. También me negué a participar en la falsificación de resultados de las últimas elecciones en la que me tocó estar en una mesa electoral”, explica. Su vida desde entonces corría peligro y emigró a España donde ha solicitado protección internacional y busca reiniciar su vida.
La guerra en Ucrania le ha hecho salir a la calle y hacerse visible en la Plaza Mayor de Salamanca para gritar bien alto que Putin es un “terrorista y ocupante”. “En Rusia hay muchas víctimas de la propaganda de Putin, que apoyan la guerra con Ucrania. A pesar de eso, hay un pequeño grupo de gente que está con Ucrania en esa lucha por su libertad y les apoyan”, explica Radmir.
Su familia y amigos, que siguen residiendo en Rusia se están viendo ahora, además, afectados por las consecuencias de la guerra iniciada por Putin. “El nivel de vida ha bajado esta última semana. Han subido muchísimo los precios de los alimentos y de otras muchas cosas por las sanciones que ha interpuesto la Unión Europea y Estados Unidos”, confirma.
Makarov Iurii, es su amigo y también refugiado ruso en Salamanca. Acompaña a Radmir en la Plaza y decide ir más allá en su protesta contra Putin. “Como ciudadano ruso quiero protestar quemando mi pasaporte”, reivindica, mientras saca su documento que arde en llamas ante la cámara de este periódico.
Makarov llegó a España sin nada. Con lo puesto. No tuvo más remedio que vivir en la calle varios días en Madrid hasta que en una comisaría pudo exponer su historia y solicitar el asilo internacional. Él tuvo que escapar literalmente de Rusia por las persecuciones por razones de género. Su relación sentimental con una expareja de un alto mando policial le acarreó un sinfín de persecuciones —en una de ellas le llegaron a disparar— además de falsas acusaciones de narcotráfico. Ante esta situación insostenible, no tuvo más remedio que huir.
“En Rusia, una persona corriente puede desaparecer del mapa si así lo quieren. En nuestro país nos hemos quedado sin Educación, sin Sanidad... La gente es muy pobre. Casi no existe la clase media sino que la población se divide entre los muy ricos y los muy pobres”, expresa Makarov, que en Salamanca recibe apoyo de la Fundación Cepaim.
“Son los políticos los que empiezan la guerra y en Ucrania está muriendo gente corriente. Putin no va a parar hasta que él desaparezca por completo”, advierte este ciudadano ruso, que teme que el retorno a su tierra va a ser complicado. Makarov considera que en Rusia no habrá cambios en la presidencia en un mínimo de dos años: “Podrá haber mejora cuando deje el poder Putin, algo que es poco probable”, agrega desesperanzado.
Sobre la posición de Europa con Rusia, este refugiado lo tiene claro: “El problema no es Europa, sino la población rusa que ha permitido que pasara esto. No son más temibles los asesinos, como los que son indiferentes, porque con su silencio se mata a la gente”, subraya. Pero, ¿cómo alzar la voz en un país donde se coartan las libertades? “Es muy difícil”, admite.
No es la primera vez que Makarov sale a la calle a protestar contra Vladimir Putin. Ya lo hizo en las últimas elecciones legislativas de Rusia, cuando protestó en la puerta de la embajada rusa en Madrid por el “pucherazo y la falta de democracia interna en el país”.
Como Ucrania, otros países como Georgia han sufrido los ataques de Rusia. Napoleon Alikhanashvili, refugiado georgiano también de la Fundación Cepaim, llegó hace tan sólo seis meses a España (hace tres a Salamanca) huyendo de la situación crítica de su país.
“Lo que está haciendo Rusia ahora con Ucrania, lo viene haciendo desde hace treinta años con Georgia: matar a gente inocente, quitarles sus vidas, ocupar sus territorios. Igual que sucedió con los territorios de Osetia del Sur y Abjasia en Georgia”, incide Napoleon, que porta un cartel de “Stop Putin” en la Plaza junto a Radmir y Makarov.
“La política de Putin es un obstáculo para los pueblos libres que aspiran a ser una parte de Europa. Eso es lo que quiere Georgia y Ucrania, y Putin es un peligro. Los deseos de los ciudadanos de Georgia o Moldavia es tener una vida libre y construir sus vidas en Europa, de forma libre. Aunque Georgia y Rusia puedan parecer lo mismo, en realidad son pueblos distintos”, reitera este ciudadano, que aunque en estos seis meses ha aprendido rápido el vocabulario básico del castellano, aún necesita de la ayuda de una intérprete para comunicarse.
Elena Kuzmicheva, abogada y traductora ucraniana afincada en Salamanca, transmite el sentir de los tres refugiados y no puede ocultar su sentimiento de preocupación ante la situación que atraviesa su país por la acción bélica de Putin. “Tengo familia en Ucrania, pero afortunadamente residen una ciudad relativamente tranquila que, a excepción de un bombardeo y un misil, no ha sufrido más ataques por el momento. Mi familia está relativamente bien pero no toda la gente está igual. Tengo muchos conocidos y amigos en otras ciudades que no pueden salir. Están escondidos en sus sótanos, resguardados en refugios. Yo les he ofrecido mi casa en Salamanca pero no es fácil. Salir del país es prácticamente imposible y sólo lo han podido hacer aquellos que residen en el oeste de Ucrania”, explica muy afectada la intérprete, que hace un llamamiento para que la población salmantina y española colabore todo lo que pueda en la ayuda humanitaria.
Elena nació en Ucrania y vivió en Rusia antes de aterrizar en Salamanca, y conoce muy bien la dramática situación que padece el pueblo ruso. “Putin mantiene a su pueblo asustado y desinformado. Funciona muy bien la propaganda porque lo que cuentan los medios de comunicación no es la situación real. La población no se preocupa por contrastar la información y creen lo que les cuentan. Sí que hay una parte de la población que sí ve lo que está sucediendo y que se está manifestando y posicionando contra la guerra, tanto gente normal como gente de más poder como varios oligarcas”, explica.
En los últimos años, el flujo de refugiados de países del este de Europa y de Rusia no ha dejado de crecer, según confirma Gabriel de la Mora, abogado de la Cepaim en Salamanca, entidad que presta apoyo a las personas migrantes y solicitantes de asilo.
“En todo el mundo ha aumentado la persecución a las minorías, pero sobre todo en la zona este de Europa como Ucrania, Georgia, Rusia... En estos países persiguen a las minorías por motivos étnicos, religiosos, por la orientación sexual y también sufren mucho las mujeres porque está muy instaurado el patriarcado. A Salamanca también han llegado personas refugiadas de Ucrania, perseguidas por motivos religiosos. El modelo del populismo y nacionalismo, con un odio étnico y religioso, ha aumentado en todos estos países y hay muchas personas que huyen”, confirma De la Mora.
En este sentido, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, avanzó este miércoles que el Gobierno trabaja en un “plan logístico de acogida” de ucranianos en España, que contará con la “contribución” de las comunidades autónomas. Escrivá relató que él esta “personalmente en contacto” con las autoridades ucranianas en España para poner en marcha este “plan logístico de acogida” de los refugiados cuando empiecen a llegar a España, ya que “ahora mismo los refugiados se están instalando justo en la frontera, y están pendientes de la realidad tan dramática de sus países”. “Entre todos, y con la colaboración de todas las administraciones, estamos desarrollando una red de acogida que pueda dar respuesta a la situación humanitaria tan difícil que está generando esta guerra sobre los que se están refugiando”, aseguró el ministro.
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