Eva, Ramón, Vega, Guiomar, Carlos, Miguel son un ejemplo a seguir. Forman parte de la exclusiva lista de alumnos que el pasado año tuvo los mejores resultados en la temida EBAU. Con una nota que roza los 14 puntos, el máximo posible, no tuvieron problema para acceder a la titulación deseada. Medicina y Biotecnología son los grados preferidos por estos brillantes estudiantes, hoy universitarios de éxito.
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Guiomar Calera Garayoa rozó la perfección con una puntuación de 9,763 en la EBAU, que le subió a 13,82 con la ponderación de las materias elegidas para entrar en Medicina, su primera opción. «La Universidad fue todo un cambio, no solo por la nueva forma de enfrentar los estudios, sino también por los amigos y el estilo de vida», reconoce y comenta: «Afortunadamente, al quedarme en Salamanca he contado con la cercanía de mi familia en todo momento y, finalmente, he conseguido sacar adelante el curso con muy buenos resultados». Pero las primeras semanas no fueron tan fáciles. «Al principio del curso tuve dudas, pero varias de ellas se han resuelto y ahora tengo mucho más claro que Medicina es lo que quiero estudiar», asegura convencida.
Comparte aula con Ramón García Díaz, que entró en la titulación del grado en Medicina de la Universidad de Salamanca con un 13,631. «El primer cuatrimestre superó con creces mis expectativas. Ha sido un curso duro, para qué mentirnos: nuevos compañeros, nuevo ambiente y nuevas asignaturas, y añadido a ello, nuevos horarios», explica el joven que se siente aliviado porque se ha podido quedar en su provincia.
«Ha sido un cambio grande, no solo en lo académico, también en lo personal. Dejar atrás todo lo que has construido en años anteriores en cuanto a las amistades, es duro, sobre todo cuando muchas de esas personas tienen que estudiar fuera de Salamanca. Pero no todo es malo, también hay un lado positivo porque en la Universidad adquieres un grado de madurez diferente, otro punto de vista distinto, y aprendes materia enfocada a tu futuro», añade en un momento de descanso entre examen y examen.
Biotecnología fue el grado elegido por Vega Aldrich Andrés, que tuvo una calificación en la EBAU de 13,702 con la ponderación. Reconoce que ha notado mucho el cambio: «Hay menos tiempo de adaptación a las asignaturas, puesto que se da por supuesto que se cuenta con unas bases para enfrentarte a cada una. En mi caso, durante el primer mes me costó un poco encontrar el ritmo, pero una vez me acostumbré al desarrollo de las asignaturas y a las clases, me fui encontrando mejor», explica y apunta también el cambio que supone pasar a la universidad: «Estaba acostumbrada a que los profesores estuvieran encima de los alumnos en cuanto a los resultados que se obtenían, pero que ahora en la universidad hay mucha más independencia en ese sentido. Además, a nivel social es un cambio grande, que a mí me ha ayudado mucho a salir de mi zona de confort». Pese a las dificultades iniciales, Vega Aldrich sigue siendo una buena alumna: «Sabía que iba a ser complicado, pero realmente cada día estoy más convencida de estar donde quiero estar», comenta y mira ya al futuro.
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«Estudiar esta carrera ha sido una buena decisión porque me gustan las asignaturas en general y he conocido mucha gente que en poco tiempo puedo considerar amigos», indica Miguel Sánchez, 13,53 en la EBAU y alumno de Biotecnología en la actualidad. En su caso lo más significativo fue el cambio que supuso trasladarse a vivir de Alba a Salamanca.
Carlos Martín, con una nota de acceso de 13,769, se decantó por Física. «De momento el curso va relativamente bien, si bien es verdad que este primer año universitario he notado algunas diferencias con respecto al Bachillerato y me ha costado un poco adaptarme al ámbito universitario, mi vida ha seguido prácticamente igual porque sigo jugando al fútbol y quedando con mis amigos de siempre, aunque he conocido mucha gente en la carrera que vale la pena», indica.
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Menos común es la elección de Eva Rivas (13,544), ya que se decantó por el grado en Estudios Internacionales y Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid. «En general el curso me ha ido muy bien, con muy buenas notas e incluso una matrícula de honor este cuatrimestre», afirma con orgullo y felicidad. La vida le ha cambiado mucho desde que estudia en Madrid. «Aunque pienso muchas veces como habría sido si me hubiese quedado en Salamanca, no cambiaría por nada del mundo mi situación actual», incide la joven de Salamanca.
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