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Alejandro Centeno junto a su perra guía, Usera.
Un psicólogo con ceguera: «A lo largo de mi vida me he sentido 'el ciego y el tonto de la clase'. He sufrido bullying»

Un psicólogo con ceguera: «A lo largo de mi vida me he sentido 'el ciego y el tonto de la clase'. He sufrido bullying»

Alejandro Centeno ha participado en las XII Jornadas de Investigación sobre personas con Discapacidad del INICO

Celia Luis

Salamanca

Domingo, 16 de marzo 2025, 06:30

«Me han llegado a decir que me equivoqué de carrera ya que para poder ser psicólogo es imprescindible observar», confiesa Alejandro Centeno, un joven vallisoletano residente en Salamanca con discapacidad visual que junto a su perra guía, Usera, ha participado en las XII Jornadas Científicas Internacionales sobre investigación en personas con discapacidad— organizadas por el Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (INICO) de la Universidad de Salamanca— y llevadas a cabo esta semana en la Hospedería Fonseca y en el Colegio Arzobispo Fonseca.

¿Por qué decidió participar en las XII Jornadas Científicas Internacionales del INICO?

—Por varias razones: por temas de relaciones a nivel contactos, por ver a compañeros y amigos que intervienen en las mesas y sobre todo por sacar información y nuevas perspectivas de desarrollo para mi investigación. Una tesis sobre la accesibilidad a las pruebas de evaluación de inteligencia de niños y niñas con discapacidad visual.

¿Ha tenido dificultades durante su etapa educativa por su discapacidad visual?

—He tenido muchísimas dificultades en temas de accesibilidad. Falta mucho recorrido por conseguir en términos académicos, a nivel de conocimiento y en temas de inclusión social desde Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato hasta la Universidad. De hecho, una de las situaciones que sufrí en Educación Primaria fue lo que motivó mi investigación en la tesis. Por el camino he tenido profesores que no me han querido adaptar la asignatura porque consideraban que su metodología era la correcta, otros que realizaban adaptaciones completamente abusivas en los exámenes, como tener que estudiar de manera oral un libro de 250 o 300 páginas con el cansado que eso supone con respecto a los demás compañeros, o todo lo contrario: aportarme las respuestas en los exámenes para que dejara de 'dar la tabarra». Muchas dificultades en el camino.

¿Esas «dificultades en el camino» han influido e influyen en su día a día?

—Por supuesto. Todos los días me encuentro con barreras de accesibilidad: webs inaccesibles para consultar artículos, informaciones y libros disponibles tan solo de manera visual... Y más allá de lo académico o a nivel social también he tenido barreras con compañeros que no me han ayudado, dificultades para hacer grupos de trabajo, gente que ha considerado que a mí me han adaptado, 'facilitado' y 'regalado' las cosas cuando no ha sido así... Una adaptación simplemente es un ajuste del contenido a mis necesidades, para yo poder ejecutarlo o poder trabajar sin formación. Por ejemplo, un examen yo lo hago en 'Word' con un ordenador y un lector de pantalla.

¿Cómo es la accesibilidad a los edificios públicos, comercios, supermercados..? ¿Cambia la movilidad de llevar un bastón a un perro guía?

—Tenemos muchas dificultades, sobre todo en edificios que no conocemos. Existen edificios que no están adaptados al 100 %, que carecen de mapas táctiles o descripciones de cómo moverse por ellos... No es lo mismo caminar con bastón que con un perro guía. La mascota te da una autonomía y una libertad que no te aporta el bastón, pues tienes menos miedo a los obstáculos que pueda haber en el camino ya que el animal los va a rodear, y por consiguiente, hay menos peligro. Yo en mi caso participé en otro Congreso en Fonseca en el que me caí y me rompí la rodilla por este tema.

¿Le han prohibido la entrada por tener a Usera como guía?

—Sí, desgraciadamente muchas veces me ha tocado informar o llamar a la Policía. Un supermercado en concreto nos prohibe la entrada, pero no por entrar con el perro guía, sino porque tienes una discapacidad visual y se niegan a ayudarte. También me han negado la entrada a restaurantes, así que todos los días hay que pelear, pelear y pelear ya que sino se pelea no se consiguen avances sociales. Mi día a día es eso, pelear para no frustrarme contra mí mismo y para no acabar cargando contra mis seres queridos, y en ocasiones, contra la sociedad.

¿Qué opina de los comentarios del Gobierno argentino, encabezado por Javier Milei, hacia las personas con discapacidad?

—Calificó de 'retardos mentales' a las personas con discapacidad intelectual y se utilizaron los términos 'idiota', 'imbécil' o 'débil mental profundo'. Fueron comentarios vejatorios pronunciados con terminología antigua que tan solo producen barreras, atrasos e impedimentos para el desarrollo de nuestro día a día. Al igual que cuando Trump culpó a Obama y Biden del accidente aéreo en Washington por contratar «trabajadores con discapacidades intelectuales severas» en una comparecencia en la sala de prensa de la Casa Blanca. Analizas esa reflexión y asusta.

¿Personalmente ha sufrido y sufre comentarios vejatorios?

—Por supuesto, profesores me han llegado a decir que me equivoqué de carrera ya que para poder ser psicólogo es imprescindible observar o que me conformara con sacar la mínima nota porque la asignatura era visual. A un amigo mío le dijeron, en un autobús en Madrid, que las personas con discapacidad tenían que tener más en cuenta sus limitaciones para no dar por culo a la gente honrada, ejemplos de todo tipo. En mi caso, a lo largo de mi vida me he sentido como 'el ciego y el tonto de la clase' y he sufrido bullying.

¿Esa experiencia le ha condicionado a la hora de elegir la temática de su tesis?

—Claro. A raíz de la experiencia desagradable que sufrí decidí centrarme en investigar sobre niños y niñas con discapacidad visual. El acoso aumentó en la ESO cuando en mi colegio realizaron a los alumnos un test de inteligencia, el cual fue visual. Entonces, ¿qué pasó? Que mis resultados, compartidos con toda la clase— que ya tiene tela porque son algo privado—, fueron muy bajos. A partir de ese momento, me sentí 'el ciego y el tonto', se incrementó el bullying que ya de por sí recibía por la diferencia de la ceguera. Esos resultados no correlacionaban con las puntuaciones que yo sacaba y mi rendimiento académico. 'Gracias' a esa situación tan mala ahora mismo estoy investigando, como ya he citado antes, sobre la accesibilidad a las pruebas de evaluación de inteligencia de niños y niñas con ceguera o discapacidad intelectual. ¿Para qué? Para tratar de conseguir diagnósticos tempranos y prestar apoyos, cuanto antes mejor, a niños que tengan discapacidad visual o intelectual, así como indicios de tener una posible discapacidad. Además de conseguir adaptar el currículum a las necesidades intelectuales de la persona, buscar los mayores ajustes a nivel educativo. Por ello, es cierto que gracias a la difusión de este tipo de eventos—refiriéndose a las XII Jornadas Científicas— se van consiguiendo un montón de cosas.

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