Aingeru Sánchez junto a la cabeza de bandolero que le trajeron los Reyes las pasadas navidades.

El protagonista infantil del Lunes de Aguas: un cabezudo llamado Aingeru

Con apenas diez años, este chaval saldrá este lunes por La Aldehuela con su cabeza de cerdito

Domingo, 7 de abril 2024, 11:41

Tras 18 años sin ser vistos un Lunes de Aguas, los cabezudos saldrán este lunes por la zona de La Aldehuela para animar la tradicional celebración salmantina. Y entre estos hombres y mujeres que se ocultan debajo del disfraz, se podrá distinguir una figura más ... pequeña que las demás. La de Aingeru Sánchez un niño de apenas diez años que junto a su amigo Pablo serán los dos cabezudos más jóvenes de este lunes.

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Con apenas 8 años, Aingeru se puso por primera vez una de estas cabezas gigante y desde entonces espera todos los años San Juan de Sahagún y fiestas de Salamanca con ilusión para poder salir junto a su padre, también cabezudo, a alegrar las fiestas de la ciudad.

Una actividad que es de sus favoritas. «Lo mejor es estar con los niños. Muchos me dicen: hola cerdito, como casi siempre llevo una cabeza de cerdo. Aunque también una vez me puse una de bruja. Pero la de cerdo es la que más uso porque no es grande, grande como las otras y no pesa mucho. Los niños me piden que me tome una fotos con ellos y algunos invitan a bailar. Es muy divertido. También a veces corro y los persigo, pero no me gusta correr mucho porque me puedo caer y romper la cabeza», comenta el pequeño que este año sumará su quinta aparición como cabezudo.

Un afición que le viene de herencia, su padre, Ángel Luis Sánchez, empezó a ser cabezudo en su pueblo entre los 13 o 14 años y desde entonces no se pierde la oportunidad de salir a la calle. Una pasión que le inculcó a su hijo.

Y es tanto el amor de Aingeru por la tradición que este año pidió a los Reyes un regalo muy especial: su propia cabeza gigante. Los Reyes, como no, cumplieron y le trajeron una cabeza de bandolero, que, por lástima, tendrá que esperar varios años para poder lucir debido a que es de adulto. Sin embargo, eso a Aingeru no lo desanima. Al contrario, espera con ilusión su momento de usarla y, mientras tanto, seguirá siendo el curiosos cabezudo al que todos le dicen: hola, cerdito.

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