¿Cómo preparar un kit de supervivencia en Salamanca?

Elena Martín

Salamanca

Jueves, 27 de marzo 2025, 05:45

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La Comisión Europea ha instado a los ciudadanos europeos a contar con un kit de emergencia en sus hogares para garantizar su supervivencia durante al menos 72 horas en caso de crisis. Esta medida forma parte de una estrategia para mejorar la preparación ante emergencias y contempla la creación de un nuevo centro de gestión y coordinación a nivel comunitario. Este centro permitirá una respuesta más eficiente entre los Estados miembros, tanto en el ámbito civil como militar.

Y, como era de esperar, Salamanca no es ajena a los posibles riesgos derivados de tensiones geopolíticas o desastres naturales. Las recientes crisis climáticas, como la DANA que el año pasado afectó a la Comunidad Valenciana y a Castilla-La Mancha, las graves inundaciones en Eslovenia o la guerra de Ucrania, han puesto de manifiesto la importancia de estar preparados. Por ello, se recomienda que todos los ciudadanos europeos cuenten con un kit de emergencia que les permita afrontar cualquier incidencia con mayor seguridad.

De esta forma, a falta de que la Comisión Europea confirme qué debe contener exactamente este kit, siguiendo las recomendaciones realizadas por las autoridades, en él no podrían faltar productos como cinco litros de agua embotellada por persona, la cual se puede adquirir en cualquier gran superficie por un precio de 0,75 euros la garrafa; algunas latas de conservas con alimentos no perecederos como el atún, el bonito, los calamares, los mejillones o la pota, cuyos precios oscilan entre los 0,98 y los 5 euros; una radio a pilas o dinamo, que podemos adquirir en cualquier tienda de electrónica por menos de 30 euros; una linterna por menos de 10 euros; un paquete de hasta cuatro pilas por 3 euros; una batería portátil por menos de 5 euros; un hornillo para cocinar, que podemos encontrar en cualquier bazar por no más de 15 euros o una caja de cerillas por menos de 2 euros.

Además, medicamentos esenciales como las pastillas de yodo, las cuales se pueden adquirir en cualquier farmacia con petición previa y en cajas de 100 o 200 miligramos por 2,50 y 2,80 euros respectivamente; una caja de 20 tiritas por 0,80; un bote de betadine por 2,35 euros; una caja de gasas de algodón por 2,49 euros; guantes desechables por 0,78 euros; o artículos de higiene, como seis rollos de papel higiénico por 5,09 euros; un paquete de toallitas húmedas por 2,05 euros o un sobre de compresas por 4,69 euros, también resultarían imprescindibles en estas 72 horas tan agónicas.

Una vez obtenidos todos estos productos, las autoridades recomiendan almacenarlos en un lugar seguro pero accesible; revisar periódicamente la cantidad de cada uno de ellos; reponerlos en caso de que ya los tengamos en nuestra casa, aunque estén caducados; contar con un plan de acción familiar en caso de emergencia; y mantenerse informado sobre posibles alertas a través de medios oficiales y organismos locales de protección civil, para gozar de una mayor seguridad ante cualquier imprevisto y evitar que nada nos pille por sorpresa.

- Documentación a mano: de cara a anticiparse a cualquier situación, contar con documentos identificativos a mano resultaría esencial en caso de que fuese necesario que miembros de los servicios médicos o de las fuerzas de seguridad y protección ingresaran en nuestro domicilio.

- Herramientas útiles: algunos de los objetos esenciales y herramientas básicas que no deberían faltar en nuestro kit serían una navaja multiusos, unos alicates, un abrelatas, cinta americana y cinta adhesiva común. Además, un detector de humo pequeño y un extintor de mano podrían ser cruciales en situaciones de emergencia extrema.

- Reservas de alimentos: otras de las medidas planteadas en la estrategia es mejorar las reservas estratégicas europeas de material de emergencia y alimentos, una iniciativa que se puso en marcha en el contexto de la pandemia de coronavirus y que trataría de aunar medidas similares en distintos sectores. El Ejecutivo comunitario pide un análisis del nivel de preparación que debe mantener sectores como hospitales, colegios, telecomunicaciones y transportes, incluyendo cuestiones como la seguridad alimentaria y el suministro de agua. En este contexto, sugiere trabajar en una estrategia global de almacenamiento para contar con una perspectiva intersectorial.