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Les llaman obsesos, ninfómanos e incluso pervertidos. A todas las personas les gusta tener sexo, pero, a veces, el deseo desenfrenado de mantener relaciones sexuales deriva en un problema y en una necesidad que parece nunca satisfacerse del todo.
A día de hoy, la ... adicción a la pornografía sigue siendo silenciosa y lenta, pero lo que más preocupa a expertos y psicólogos hace protagonistas a los más vulnerables: cada vez son más los menores, muchos de ellos niños de 9 años, que están teniendo sus primeros contactos con contenidos en los que abundan las agresiones sexuales, las violaciones o las vejaciones múltiples.
Pese a que cada vez son más las personas que admiten tener un problema de hipersexualidad, hablar de ello sigue siendo tabú hasta el punto de que la sociedad, por desconocimiento, compara esta adicción con el vicio o con la perversión.
Por este motivo y, para frenar el aumento de casos en adolescentes, se hace hincapié en los síntomas con los que las personas que la sufren se topan a priori: las fantasías sexuales recurrentes, la autosatisfacción continua y que roza la obsesión, la necesidad de ser infiel y la incapacidad que se siente para tener una relación seria son algunas de las cuestiones que copan todos los focos de atención a la hora de prevenir esta conducta.
La vocal-presidenta por Salamanca del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, Belén Silguero, habla con LA GACETA sobre el consumo de contenidos pornográficos, los cambios que producen en la conducta de las personas y el peligro que suponen las nuevas plataformas de contenido sexual, a las que tienen fácil acceso los niños, sin ningún tipo de restricción o control.
«El consumo de la pornografía equivale a tener comportamientos sexuales agresivos porque la pornografía no plantea una relación sexual normalizada. El consumo de contenidos pornográficos dibuja una relación sexual muy intensa y muy potente, lo cual, a veces, implica tener que ver contenido agresivo. Todas las personas que acceden a este tipo de contenido, incluidos los niños, terminan trasladando esa forma de tener sexo a la vida real y es muy preocupante», asegura Silguero, recalcando cómo, poco a poco, los límites que existían cuando ella era joven han ido desapareciendo.
«Cuando yo era pequeña, el acceso a la pornografía era muy complicado. Únicamente se podía acceder a ella a través de los kioskos, donde se vendían ciertas revistas, lo cual hacía que, para los niños, fuese difícil acceder a la misma. Hoy en día, es mucho más fácil. De hecho, no hay control. Todas las personas y, sobre todo los niños, tienen acceso a una tablet, a un dispositivo móvil o a un ordenador y, a través de estos aparatos electrónicos, pueden entrar en diversos portales. Entonces, lo visualizan mucho antes y se convierten en carne de cañón o en candidatos a tener una adicción de estas características», señala.
Para la psicóloga Belén Silguero, «frenar la adicción al sexo en menores y, especialmente, en niños, es responsabilidad de todos, pero gran parte de esa responsabilidad la tienen sus familias:«Las familias deben educar a los hijos controlando el acceso que tienen a internet. No se les puede dar dispósitivos móviles tan pronto».
Respecto a las medidas que se pueden tomar desde las instituciones para erradicar esta adicción a edades tempranas, la vocal-presidenta por Salamanca del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León señala que «es providencial que, de una vez por todas, se regule el contenido al que se puede acceder por internet, ya que es un sitio en el que se puede encontrar de todo y mucho contenido agresivo como asesinatos o incluso pornografía infantil».
La aparición de nuevas plataformas en las que se puede acceder con facilidad a contenido pornográfico como OnlyFans, donde las personas suben fotos íntimas con el objetivo de conseguir una suscripción mensual, un pago único o un pago por visión, preocupan mucho a expertos y psicólogos como Belén Silguero, que apunta que «estos portales o estas aplicaciones pueden llegar a ser una extensión del abuso, del maltrato y de la sumisión a mujeres y a hombres o de la prostitución». Para argumentar la inquietud que siente el colectivo, pone de ejemplo el caso de los desnudos con inteligencia artificial que, recientemente, se ha dado en Almendralejo:«Cada vez son más las personas que cuelgan fotos en internet sin seguridad. Hay que tener cuidado con lo que se comparte porque, con herramientas como la inteligencia artificial, puede darse cierta manipulación».
Pese a que la hipersexualidad, en sus comienzos, genera un efecto placentero, el deseo desenfrenado de mantener relaciones sexuales deriva en la falta de empatía y sensibilidad en las relaciones, que se ven afectadas por la pérdida de la capacidad que la persona que lo sufre tiene para estar en pareja.
«La adicción a la pornografía dinamita muchísimo a la pareja. Además, la persona que consume estos contenidos termina dejando de lado sus obligaciones familiares, priorizando su deseo sexual y desatendiendo muchas cosas valiosas de su vida», asegura Belén Silguero.
«La educación sexual resulta vital para niños, pero también para adultos. Hay que promoverla para erradicar estas conductas, que difunden una forma de ver las relaciones sexuales distinta a la real. Las familias y los educadores han de promover una educación libre, sana y orientada, además de equilibrada. Las familias juegan un papel trascendental a la hora de combatir esta adicción», asegura la vocal-presidenta por Salamanca del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, Belén Silguero, al ser preguntada sobre el método más efectivo para prevenir una conducta que va a más en menores.
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